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Royel Otis – Sala Apolo (Barcelona)

 

Si en los 2000 Canadá fue la zona cero de unas nuevas formas de hacer rock alternativo gracias a bandas como Arcade Fire, The New Pornographers o Broken Social Scene, de unos años hacia aquí Australia ha sabido robarle el puesto como lugar de creación del indie de guitarras más interesante.

Bandas como King Gizzard & the Lizard Wizard, Tame Impala, Parcels o Pond han sabido renovar una escena alternativa en ocasiones demasiado dominada por Norteamérica o las islas británicas. A estas, se suman Royel Otis, los últimos indie heroes surgidos del país, en concreto de Sídney, quienes tocaron en la sala barcelonesa Apolo (también tocaron la noche anterior en Madrid) tras su paso por el Primavera Sound y por el Primavera a la Ciutat, para presentar su álbum debut, Pratts & Pain, estrenado a principios de este mismo año.

Royel Otis es un dúo formado por Royel Maddell y Otis Pavlovic (el nombre del grupo sale de la mezcla de sus nombres) que a través del reconocible sonido australiano, el jangle-pop y el indie más fresco de melodías brillantes, de ese que apetece escuchar en un festival de verano, meten en una coctelera a The Drums, Phoenix, The Charlatans, MGMT, el sonido slacker de Mac Demarco y el revival del indie sleaze de los dosmiles para dar a luz un pop eufórico y alegre que seguro hace las delicias en los videos virales de TikTok.

Al entrar en la sala, lo primero que llamaba la atención era la cantidad de gente que había en la sala con camisetas del grupo y la poca afluencia de público local. Y es que parece que casi todos los expats de Barcelona, de prácticamente todas las edades, se habían congregado para ver a su nuevo grupo favorito, quienes en directo se presentan tocando sendas guitarras y acompañados de un teclista y un batería, mientras un set de focos en el escenario los acompañaba con un interesante juego de luces durante todo el concierto.

Sonaron los dos primeros temas “Heading for the Door” y “Adored” y el dúo ya tenía al público en el bolsillo (todas las canciones, sin excepción, fueron coreadas). La conexión de ambos en el escenario era total y dieron buena muestra de ello en cada uno de los estribillos, en los que la unión de sus dos voces en directo sonaba absolutamente genial. Sin embargo, su repertorio más oscuro (su álbum está producido por Dan Carey, productor que ha trabajado con Fountaines D.C., Squid, Black Midi o Wet Leg), representado por canciones como “Claw Foot”, no lució de la misma manera que sus temas más poperos y festivos, como “I Wanna Dance with You”, “Going Kokomo” o el hit indie absoluto que es “Oysters in my pockets”.

Tocaron también, justo antes del bis, su versión de “Murder On The Dancefloor”, de Sophie Ellis-Bextor (que vive una segunda vida tras su aparición en Saltburn), y justo después una versión de “Linger”, de The Cranberries, para acabar finalizando el concierto por todo lo alto con “Kool Aid”. Entremedias, la celebración del cumpleaños de un asistente al concierto, una comunión absoluta con el público, una retahíla de hits e infinitos agradecimientos de la banda hacia su audiencia. Ojalá vuelvan pronto para alegrarnos otra noche de sábado.

Texto: Alvaro Rebollar

Fotos: Christian Bertrand

 

Setlist

  1. Heading for the Door
  2. Adored
  3. Daisy Chain
  4. Big Ciggie
  5. Motels
  6. Foam
  7. Claw Foot
  8. Sonic Blue
  9. Velvet
  10. I Wanna Dance with You
  11. If Our Love Is Dead
  12. Nack Nostalgia
  13. Fried Rice
  14. Til the Morning
  15. Sofa King
  16. Going Kokomo
  17. Murder on the Dancefloor (Sophie Ellis‐Bextor cover)
  18. Oysters in My Pocket

BIS:

  1. Linger (The Cranberries cover)
  2. Kool Aid

 

 

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