Y ocurrió así: El sábado 23, León Benavente volvían al escenario de la palmesana y abarrotada sala Es Gremi, pusieron en marcha su set con “Úsame / Tírame” a las 22:00h en punto y en ese momento se soltaron las fieras, se abrieron las compuertas del hiperespacio, explotó algo en el horizonte y la onda expansiva llegó a la velocidad de la luz para anidar durante dos horas en las cabezas de todos los que estábamos allí expuestos, fuéramos neófitos en la experiencia o diletantes a quienes no les bastan los dedos de una mano para contar cuántas veces han vivido un directo de la banda (porque estos directos no se ven o se oyen y ya está: se viven con todo).
Curiosos algunos, devotos los más, todos recibimos la sacudida: Baos, Boba, Rodríguez y Verdú habían desembarcado en la isla con el cuchillo entre los dientes. No se guardaron nada para mañana, no hicieron prisioneros.
La defensa cuerpo a cuerpo del flamante “Nueva Sinfonía Sobre El Caos” se desplegó con un colorido que gana en el directo y durante dos horas de furia estroboscópica, León Benavente apuntaron y dispararon con bala a las caderas y las conciencias del público, implicando a toda la audiencia desde las primeras filas (presa fácil), hasta los balcones más despegados, reforzando las novedades con un cuerpo de temas que ya son clásicos como “Amo”, “La Ribera”, “Disparando A Los Caballos” o “Ánimo, Valiente” (esta última dedicada a los afectados por la DANA), exhibiendo un poderío que roza la vorágine escénica de magnitudes raramente experimentadas por estos pagos.
Con la apoteosis de las jaleadísimas “Ser Brigada” y “Ayer Salí”, mientras un feroz Abraham Boba tomaba la platea al asalto, los congregados pudimos constatar que a pesar de todo y casi contra todo pronóstico, estamos vivos. Y que abrazarse al caos durante un momento puede ser una manera maravillosa de enfrentarlo.
Texto: Fermín García
Foto: J.M. Grimaldi (Caja Granada)