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Junio – Sala Maravillas (Madrid)

Los tiempos han cambiado y la música ha cambiado, pero las promotoras y los sellos siguen queriendo ganar la máxima cantidad de dinero posible. Es por ello que vemos a bandas emergentes que parecen pedidas a granel, sin un ápice de personalidad.

Productos cantantes y andantes cuya única función es entretener hoy y trincar todo lo que puedan hasta que pasen de moda. Se acabó eso de dejar un legado. Canciones de tres notas y mucho autotune y a ver si con suerte algún tiktoker nos pone en un video y tenemos millones de reproducciones.

Sin embargo, en ocasiones surgen unicornios. Bandas que, aun regidas por las reglas que marca el mercado, dejan destellos de lo que algún día pueden llegar a ser. Junio es una banda a priori arquetípica de los tiempos que corren, de todo lo que he mencionado ahí arriba. Una banda conformada por cuatro miembros que ha lanzado un single bastante pegadizo y ha realizado una colaboración con uno de los grupos boyantes de la escena indie española. El abc de la estrategia corporativa.

Por suerte, hay cosas que nunca cambian. A cualquier artista por lo que mejor se le juzga es por la fuerza de su directo, y es aquí donde encontré algo de esperanza. La actuación de Junio la pasada semana en esa maravillosa iniciativa que es “Radar Joven” es de las que me reconcilian con la música actual. Una banda que aprovecha todas esas ventajas de no ser (aún) nadie. De no tener nada que perder. Un directo de los de siempre, de sudor, derroche de energía y ese intangible que es el encontrarte con canciones a las que les sacas diez millones de referencias. Por supuesto que tocaron “Sé que no”, el tema en el que cuentan con la colaboración de Repion, pero da gusto ver a un grupo en el que todos sus integrantes son músicos sobrados de actitud, con sus vicios e imperfecciones. Porque -lo dice alguien que acaba de ver a Evan Dando-, el rock es imperfección, el rock es humano, no es un ordenador y voces impostadas.

Referencias a los primeros Green Day y actitud nirvanesca se mezclan con joyas escondidas y sugerentes, como ese “Triste II” que te lleva a tesoros como Have a Nice Life. Un tema pausado, de los que ya no se hacen y de los que provocan que los que mandan frunzan el ceño. Un tema por el que nadie de esos eruditos ejecutivos apostaría pero que puede marcar el sino de una banda. Solo por ese tema, Junio se merece toda mi atención.

Texto y fotos: Borja Morais

 

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