Apocalyptica es uno de esos grupos que, con su mera existencia, enriquecen al metal. Dentro de la tremenda variedad de estilos que existen (y existirán), que hace ya muchos años unos tipos decidieran en Finlandia darle una vuelta a lo que hacían en la Sibelius Academy (sus chelos, su música clásica) y grabar un disco interpretando versiones de Metallica, fue una sacudida tremenda.
¿Qué es esto, Metallica con chelos? Pues sí. Y ya van con su segundo volumen y una decena de trabajos en total, girando por todo el mundo y arrastrando a un público metalero y no metalero casi a partes iguales.
Y en su primera cita en su gira por aquí, triunfaron. Antes, ejercieron de telonero sus compatriotas Artics, un grupo con vocalista femenina al frente inspirado en los inviernos finlandeses. Dieron lo que se esperaba de ellos, caldearon un poco el ambiente (aunque caldear e invierno finlandés no pegan demasiado) y ofrecieron una actuación correcta, pero el respetable estaba esperando ese karaoke medieval que funciona y de qué manera. Trece temas, todos de los Cuatro Jinetes de San Francisco y con ese volumen que te produce vibraciones en el pecho si estás en las primeras filas.
“Ride the Lightning” (cosa seria) para empezar y de ahí a piñón fijo. Tres chelos, una batería y las voces para el público. Enganchado con “Enter Sandman” y muy arriba con “Creeping Death”. Y el repertorio, bien escogido, tenía dos tipos de temas, los cañeros y los lentos (banqueta para los músicos y canciones más calmadas). Entre los primeros destacó el que menos pegaba en el repertorio, un “St. Anger” agresivo pero que nadie esperaba entre tanto hit ochentero.
Pero se reclamaban los clásicos. Trallazos como “For whom the bells tolls”, “Battery”, la coreadísima “Master of Puppets”, otro eterno himno como “Seek and Destroy” y los cambios de ritmo de “The Four Horsemen” muy difíciles de ejecutar de esta manera, se complementaban con la tranquilidad (relativa) de “The Call of Ktulu” o la sobadísima “Nothing else matters”, que es la canción que adora el público al que no le gustan los Metallica de zapatilla y agresividad.
Bien es cierto que explicaron sobre el escenario que iba a ofrecer una diferente perspectiva de algunas canciones de Metallica y así acabaron, con “One”, raruna, con fraseo de la letra (eso para los de abajo, Apocalyptica con voz no pega demasiado) pero con la sala entregada a unos músicos que dieron en su momento otro aire al Metal. Y eso es de agradecer siempre.
Texto y fotos: Michel Ramone