Encuentros

Wolfgang Riechmann, el eslabón perdido del krautrock

 

 

 

El Krautrock, uno de los géneros más reivindicados y reverenciados en la historia reciente de la Cultura Rock, se configuró en su génesis como un fenómeno cultural e histórico integrado por un grupo selecto de artistas que actuaron de forma simultánea aunque distantes entre sí, en ciudades de Alemania Occidental como Berlín, Hamburgo, Munich, Colonia y Düsseldorf, y que buscaron reinventar la música, crear un nuevo legado sonoro que se conectaba con tradiciones alemanas más antiguas, avanzando un paso más allá de las formas del Blues y el Rock que eran dominantes en esa era y que, al hacerlo, crearon nuevos patrones que años después serían tomados como referencia obligada por diversas y sucesivas generaciones que buscaban experimentar formas musicales más experimentales y vanguardistas.

La atracción de los músicos del Krautrock por la electrónica, siguiendo los pasos de Stockhausen, surgía de la necesidad de modificar y personalizar sus equipos. De hecho, los sintetizadores eran en esa época algo bastante costoso y extraño en Alemania Occidental. Por eso, salvo excepciones, los grupos tuvieron que conformarse con instrumentos tradicionales, acoplándoles distintos artefactos a elección: desde micrófonos y pedales diseñados para crear sonidos de ecos y delays, además de efectos sonoros y grabadoras de cinta abierta. Los resultados finales estaban tan procesados y filtrados que sonaban como si hubieran sido producidos con tableros de una tecnología avanzada, y no usando aparatos baratos e improvisados.

Esta era una música originada en el aquí y ahora, en vez de un lugar o un tiempo remotos, siendo el paisaje físico de Alemania un factor determinante en la conformación del Kraut.

En este contexto, la figura de Wolfgang Riechmann es una de la más injustamente olvidadas y con menos suerte del Krautrock y de la Cultura Rock en general.

Autor de un único e influyente álbum, “Wunderbar”, de carácter pionero en cuanto a varios géneros que surgirían unos años después-, sumado a su breve y reservada existencia, han dotado al músico alemán de un carácter enigmático e indescifrable, que con el devenir de los años lo han ido revalorizando como una figura de culto, y cuya obra aun cuenta con varias facetas por descubrir.

Inicios

Nacido el 19 de mayo de 1947 en la ciudad de Dusseldorf, Wolfgang Riechmann inició su carrera musical en 1969, cuando conoció a Michael RotherNEU!, Harmonia – y Wolfgang FlürKraftwerk– y pasó a formar parte de la banda The Spirits of Sound Group.

Posteriormente, desde 1973 a 1976, tocó en la banda Phönix, antes de unirse en voces y teclados a otro grupo de mayor predicamento de su ciudad, Streetmark, de estilo más psicodélico, grabando con ellos dos álbumes, “Nordland” en 1976 y »Eileen” en 1977.  El disco no tuvo gran suceso comercial, por lo que Wolfgang tenía muchas dudas sobre sus propias habilidades musicales cuando se dispuso a grabar su ópera prima.

 

Etapa solista

No obstante sus vacilaciones iniciales, a partir de 1977, Riechmann comenzó a trabajar en una incipiente carrera solista, empleando todo su tiempo y atención en la producción y grabación de lo que sería su obra “Wunderbar”, en definitiva su primer -y único álbum en solitario-

Publicado por el sello Sky Records en 1978, se pueden reconocer en el mismo las influencias de la llamada escuela de BerlínTangerine Dream, Klaus Schulze, así como de la conocida como escuela de DüsseldorfNeu!, Kraftwerk, La Düsseldorf-.

Sin embargo, Riechmann en su disco de estreno comenzaba a mostrar su propio estilo, reflejando una personalidad poderosa e independiente en términos de sonido y composición, siendo un portador con todo derecho de los géneros de los cuales fue un verdadero iniciador.

Wunderbar” no tenía similtud con lo que Riechmann había hecho antes en sus grupos anteriores, sino que se trataba de un sólido trabajo musical que llevó la obra de Tangerine Dream y Cluster un paso más allá.

La música de “Wunderbar” podría ser descripta como música electrónica moderna, a la altura de Kraftwerk y Neu!

De esta manera, compuso y grabó este destacado álbum, que, desde la perspectiva actual, está al nivel de grandes obras de dicho período como por ej. el disco “Flammende Herzen” de Michael Rother, alcanzando cotas de gran calidad, a la altura de lo mejor de sus colegas germánicos de la época.

El disco presenta una mirada pionera de lo que unos años más tarde sería el synth-pop británico, cuando bandas como Human League, OMD y Soft Cell, e.o. lograron establecer la música electrónica como más accesible al gran público.

También la huella de Riechmann es detectable en grandes discos electrónicos posteriores como “Metamatic” de John Foxx y “The Pleasure Principle” de Gary Numan.

Wolfgang Riechmann prácticamente fue una figura omitida, incluso en su ciudad natal, aun habiendo sido contemporáneo de parte importante de la escena musical más innovadora de su tiempo. Su único álbum es una de las gemas olvidadas de esa época, eclipsada por la prematura desaparición del artista y por el éxito de “Man Machine” que se públicó por la misma época.

Sin embargo, “Wunderbar” ha envejecido muy bien y todavía suena hoy estimulante.

TRIP VINÍLICO

 “Wunderbar” (septiembre de 1978): grabado y mezclado en el estudio Star Studio Hamburg entre noviembre de 1977 y enero de 1978.

Las pistas del LP fueron grabadas con el batería Hans Scheweib, con todos los demás instrumentos ejecutados por el propio Riechmann, incluido sintetizador ARP, guitarra, bajo y violín eléctricos, baterías electrónicas y vibráfono.

La portada del álbum muestra a Wolfgang exhibiendo un particular look, ataviado con elegante traje y camisa oscuros, con corbata grisácea, luciendo cabello y lápiz labial color azul. Dicha imagen seria imitada por Gary Numan en la tapa de su disco “Berserker” (1984).

En el LP Wolfgang -compositor de todos los temas- interpreta piezas repetitivas y ambientales, pero dotadas de calidez y humanidad a la vez.

Los elementos centrales de sus composiciones están dados por el empleo de secuenciadores y patrones de batería, sin pistas adicionales, filtrados a través  de diversas capas de las armonías simples pero sentidas de Riechmann.

El LP es una mixtura entre la música planeadora berlinesa, la electrónica marcial de Düsseldorf y la flamante escena de la Neue Deutsche Welle, que comenzaba a tomar el relevo del Kraut de su etapa crepuscular. El álbum invita al oyente a ingresar a un mundo reluciente, transparente y elegante, poblado no por robots sino por seres humanos.

Una fuerte sensación de nostalgia y romanticismo inquietante impregna cada tema, generando este contenido una paradojal dialéctica en un rico diálogo con el formato electrónico. Se advierte en el disco esa actitud asombrada, relajada y madura al mismo tiempo de quien ha vivido intensamente, a pesar de su joven edad.

Amén de sus influencias, el trabajo exhibe su propia personalidad sonora de carácter expresionista e hipnótico, añadiendo voces a modo de instrumento, además de los distintos instrumentos tocados con precisión y estilo por Riechmann.

El álbum se inicia con el tema que lo intitula, con un aire de spaghetti western. Es una pieza vibrante y luminosa casi totalmente instrumental, las únicas voces son algunas onomatopeyas y fragmentos que evocan un anhelo por la seguridad y la felicidad perdidas. Le siguen “Abendlicht” y “Welweit”, las cuales con sus ritmos secuenciados, elección de sonidos y místicas estructuras ofrecen reminiscencias de Edgar Froese, cerrando la cara A del disco.

La cara B abre con el tema “Silberland”, la cual parecería ser una versión más ralentizada de “Metropolis” de Kraftwerk.  El paralelismo aquí es interesante, ya que tanto “The Man Machine” como “Wunderbar” se publicaron en 1978, por lo que se plantea el interrogante sobre quien realmente influenció a quien. La extensa “Himmelblau” no desentonaría en un álbum de La Düsseldorf. Dinger y Rother han empleado a menudo en su carrera temas que incluyen las palabras “La” y “Düsseldorf”.  En el caso de este track, Riechmann va un paso más allá al utilizar únicamente la palabra “La” en la letra, minimalismo aplicado como concepto compositivo. El álbum cierra con Traumzeit”, breve pero ominosa y etérea pieza musical a la vez.

 “Wundebar” es una auténtica joya del kosmiche rock teutón y ha ido imponiéndose por su propios méritos con el transcurso del tiempo.

 

Tragisch Ende

La noche del 20 de agosto de 1978, Riechmann se encontraba caminando desde el casco antiguo de la ciudad de Dusseldorf junto a su novia. Iban de camino a su casa y cruzaron la zona de Carlsplatz. Estando en un bar de la zona -aunque existe otra versión que señala que se encontraban en plena calle-, y sin mediar motivo aparente alguno, el infortunado Wolfgang fue atacado por dos sujetos beodos del lugar. En ese momento uno de ellos sacó un cuchillo y lo apuñaló en el pecho.  Tres días después del trágico hecho, nuestro héroe murió a causa de una hemorragia interna por las heridas sufridas en el Marienhospital. Se dice que la mala atención médica finalmente provocó su muerte.

Lamentablemente, Wolfgang no vivió para poder ver su único LP, publicado y exhibido en las bateas de las disquerías, ya que falleció tres semanas antes de la fecha del lanzamiento de su debut discográfico “Wunderbar”, en septiembre de 1978, dejando trunca lo que podía haber sido una promisoria carrera.

Sky Records reeditó «Eileen» en 1979 con el algo oportunista nuevo título de «Wolfgang Riechmann and Streetmark». Más tarde, el disco pasó a conocerse como «Dreams».

“Wunderbar”, se consideró perdido durante mucho tiempo, pero en 2009 fue reeditado por el sello especializado Buro B, el cual fue rescatando los discos de la desaparecida SKY , la cual había editado “Wunderbar” originariamente en el ´78.

La partida de Wolfgang Riechmann significó una enorme y prematura pérdida para la historia musical no solo de la escena alemana sino mundial, dejando la incógnita sobre cómo sonaría hoy en día su música. Vaya aquí nuestro homenaje y recuerdo a este gran artista.

 

Texto: Augusto de Lázzari

Bibliografía consultada: -“Future Days-Krautrock and the Re Building of Modern Germany” David Stubbs, Faber & Faber, 2014.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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