Encuentros

The Lemon Twigs, mensajes de euforia y melancolía desde el Planeta Pop

Con el recuerdo todavía palpitante de sus conciertos de hace apenas medio año, The Lemon Twigs regresan a España para actuar en Barcelona (3/12 Sala Apolo), Valencia (4/12 Sala Moon), Madrid (6/12 Sala But) y León (7/12 Purple Weekend Festival). Para celebrarlo, recuperamos la entrevista con los hermanos Brian y Michael D’Addario que publicamos en nuestro número de junio.
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Tan solo doce meses separan A Dream Is All We Know, el nuevo elepé de The Lemon Twigs, de Everything Harmony, el cuarto de la fulgurante trayectoria de los hermanos Brian y Michael D’Addario, de 27 y 25 años respectivamente. Si el suyo fue, para un servidor, uno de los mejores álbumes editados en 2023, todo apunta a que su segundo para la discográfica neoyorquina Captured Tracks volverá a situarse bien arriba en mi selección de favoritos; quizá también en la tuya, querido lector.

Puede que sorprenda la rapidez con que estos jóvenes prodigios han logrado armar otra esplendorosa colección de canciones, pero lo cierto es que las sesiones de grabación prácticamente se sucedieron, tal era su necesidad de aprovechar el mojo creativo. Melómanos precoces y multi-instrumentistas de asombroso talento para alternarse a las guitarras, teclados, baterías, violines y lo que se echen, Brian y Michael son devotos estudiosos del arcón musical que atesora lo mejor de los sesenta y setenta. Do Hollywood (2016), Go to School (2018) y Songs for the General Public (2020) conforman una tríada que aglutina power-pop, psicodelia y glam-rock, The Left Banke, The Free Design y Sparks, Odessey & Oracle, The Who By Numbers y Something/Anything?, los musicales de Broadway, la Partridge Family y los Hermanos Marx.

Pero es en sus dos más recientes rodajas donde los D’Addario han sintetizado con mayor precisión ese efluvio sonoro que les amamanta desde la cuna, yendo a la raíz del cortocircuito que le desquició la sonrisa a Brian Wilson y del desamor que provocó que Lennon & McCartney fundaran el club de los corazones solitarios. Y todo ello esnifándole el polvo a la nostalgia revivalista, porque en estos tiempos de desazón tecnológica, devastación ambiental y sinrazón bélica pocas canciones suenan tan a refugio melódico para el alma, son tan bálsamo para impermeabilizarnos un poco del mundo como «My Golden Years», «In My Head», «They Don’t Know How To Fall in Place», «Corner Of My Eye» o «A Dream Is All I Know». Los sueños lucen mejor proyectados en pantalla grande, pero Brian y Michael aparecen en mi ordenador saludándome desde su apartamento en Brooklyn.

No sé si habéis visto la película Los que se quedan, dirigida por Alexander Payne y protagonizada por Paul Giamatti. Creo que vuestras canciones podrían encajar en ella porque está envuelta con una ternura similar y salpimentada con destellos de alegría y tristeza en sintonía con los que uno siente que irradian vuestros discos.

Michael: Me gustó, es divertida y tiene una estética como de película antigua, como si estuviera realmente rodada en la época en la que transcurre. Me pregunto quién habrá hecho la cartelería porque también transmite ese rollo vintage, parecen pósters de los que se hacían antiguamente, pintados. En cualquier caso, siempre es un gusto ver a Paul Giamatti actuando.

Hablando de Giamatti, tú Michael interpretaste a su hijo en la aclamada miniserie de 2008 sobre John Adams, el segundo presidente estadounidense. ¿Cómo fue esa experiencia?

Michael: Por alguna razón, seguramente mala memoria, no guardo recuerdos de muchas de las experiencias que viví como niño. Me han contado que era muy, muy amable, excepto en una escena en la que le saqué de quicio porque no paraba de dar vueltas por el plató, perdió los nervios y me gritó.

Brian: Me gustó mucho cuando interpretó a Harvey Pekar en esa peli… ¿Cómo se llamaba?

Michael: American Splendor. Fue su papel revelación.

Diría que en España se estrenó poco antes de su siguiente peli, Entre copas, con otra gran interpretación suya.

Brian: ¡También hizo del Eugene Landy en el biopic de Brian Wilson!

En Love & Mercy, sí. ¿Os gustó el enfoque de la película, con Paul Dano y John Cusack interpretando al Brian joven y adulto respectivamente?

Brian Recuerdo que Cusack recibió algunas críticas feroces por su actuación, pero creo que lo hizo muy bien. Es muy complicado si hay tanto material de archivo de una persona y eres, como nosotros, un fan obsesivo que sabe perfectamente como suena; es difícil que dejes a un lado cierta incredulidad. Yo creo que es muy complicado recrear ciertas situaciones de creación musical, como las secuencias que mostraban a los Beach Boys en el estudio, pero creo que hicieron un trabajo excepcional en esa película. Seguramente porque leí que estuvieron asesorados por Darian –Sahanaja, en la banda de Brian Wilson desde 1999, ndr. –, alguien que conoce muy bien su estilo y su personalidad.

Michael: Muchos de nuestros amigos nos decían “Paul Dano lo hace muy bien, pero John Cusack…” ¡Nosotros pensábamos todo lo contrario!

Hablemos del nuevo disco. Habéis comentado que para el single «They Don’t Know How To Fall In Place» os fue de gran inspiración escuchar a Tages, la banda de rock psicodélico sueca de los años 60. ¿En qué sentido?

Brian: Escuchar con detenimiento su último álbum Contrast nos animó a ser más creativos mientras trabajábamos en el estudio. La primera vez que lo escuchamos hicimos la misma reflexión: es un disco con un estilo de producción particular, se nota que es coetáneo del Sgt. Pepper de los Beatles –editados ambos en 1967, ndr.– y que está influido por una misma ola de creatividad que impregnó a las bandas de esa época, aunque Tages tenían una voz propia, una manera distintiva de canalizar ese sonido que flotaba en el aire en los estudios de grabación de entonces. Les tomamos como fuente de inspiración para tratar de canalizar con personalidad propia ese mismo sonido en pequeños detalles a lo largo del disco, como el eco del puente de «How Can I Love Her More» o el flanger de «Peppermint Roses»; efectos prácticos que creo que le dan al álbum un sonido tridimensional.

Hace apenas un año, en una entrevista con la revista Número, definisteis Everything Harmony de la siguiente manera: “Evoca el tono relajado de Simon & Garfunkel, con un toque sutil de Arthur Russell y elementos que recuerdan al estilo de Moondog”. En primer lugar, ¿podríais compartir algunos de los ingredientes de la receta del nuevo disco?

Brian: Yo diría que Roy Wood y The Move, pero sobre todo el trabajo en solitario de Wood fue una gran inspiración en este disco. Por la forma en que lo tocaba todo en sus álbumes y como hacía arreglos realmente geniales, con instrumentos de cuerda y de viento, usando solo cuatro o cinco pistas para ellos pero dándote la impresión de que había usado una gran orquesta. Todd (Rundgren) también fue bastante importante en la naturaleza más divertida de algunas de las nuevas canciones; mantuvimos el tono de Simon & Garfunkel en otras y también The Beach Boys, en especial su álbum Sunflower, por la brillantez de su sonido y el amplio espectro de frecuencias de la grabación.

Tengo curiosidad por saber de qué manera la música de Arthur Russell llegó a vuestros oídos.

Brian: Creo que fue con World of Echo, pero también podría ser que fuera a través del sample que usó Kanye West –del tema de Russell «Answers Me» en «30 Hours», incluido en The Life Of Pablo, ndr..– Sea como fuere, donde más profundizamos fue en Love Is Overtaking Me y Iowa Dream. Esos dos álbumes en particular fueron los más importantes para nosotros por la naturaleza acústica de su instrumentación y por cómo sus arreglos te llevan a lugares realmente inesperados. Tenía una voz totalmente singular en lo que se refiere a su melodía y su armonía.

Michael: Hay algo en el sentimiento de algunas de sus baladas y en cómo arreglaba los instrumentos de viento que me recuerda a las grabaciones de los hermanos Wilson en los 70, con bases extrañas y vientos en legato, cosas imprevisibles y muy singulares que llaman tu atención si eres alguien que, como nosotros, analiza de manera obsesiva ese tipo de cosas (risas).

Los hermanos D’Addario junto a Danny Ayala y Reza «Stretch» Matin, los músicos que les acompañan en directo.

Así como en la grabación del anterior álbum introdujisteis elementos sonoros del propio estudio, como un sofá de cuero usado como ritmo de batería, ¿ha sucedido algo similar en A Dream Is All We Know?

Brian: En este disco hemos jugado bastante con los arreglos para dar la sensación, en algunos momentos, de que lo que se oyen son efectos de sonido. Por ejemplo, en «Church Bells» cuando cantamos “Ring, ring goes the bell” tocamos la campana del platillo ride y luego cuando decimos “Ring, Ringo’s the bell” recreamos el sonido clásico de timbre de puerta –lo imitan ambos al unísono, n.d.r.– pero usando otros instrumentos. No es lo mismo que con el sofá, pero en espíritu es igual de juguetón.

Algo que me fascina de vuestras canciones es esa dicotomía entre tristeza y comicidad, la manera en que habláis de temas que os agrietan emocionalmente con una vitalidad exultante.

Brian: Supongo que tiene que ver con el hecho de que ambos queremos sentir euforia, alegría al tocarlas, como si de alguna manera nos fuera más fácil expresar ciertas emociones mientras cantamos una melodía que realmente disfrutamos. También hay algo de nuestra manera de observar lo malo o triste que nos sucede desde una perspectiva humorística, resaltando su absurdidad. Quizá sea nuestra manera de sacarle hierro, de superarlo a través de una canción luminosa.

Michael: Los momentos de gran tristeza y los de euforia plena comparten algo, como si sintieras algo profundo en ambos extremos del espectro emocional. Nos gusta canalizar esa intensidad en una misma canción.

Sois fans apasionados de los arreglos orquestales que ayudan a reforzar esa intensidad emocional de la que habláis. Habéis comentado que os inspiran desde Johann Sebastian Bach hasta el directo que grabó Frank Sinatra en 1963 con Nelson Riddle; pero si tuvieras que elegir una canción de pop o rock con arreglos que para vosotros sea la cima, ¿cuál sería y por qué?

Michael & B (al unísono): ¡Buena pregunta!

Brian: Me viene a la cabeza «Surf’s Up» de Beach Boys.

Michael: Quizá algún tema de Randy Newman.

Michael «Marie», por ejemplo, tiene unos arreglos increíblemente hermosos. Van Dyke Parks tiene que ser mencionado, por supuesto; «She’s Leaving Home» de los Beatles. Pero quizá haya que pensar en una canción donde el arreglo por sí mismo sea abrumadoramente excelso… ¡«Old Friends», de Simon & Garfunkel! Siempre que la escucho me quita la respiración.

Fotografía de Autumn De Wilde para la salida de «Do Hollywood» (2016)

En 2017, un año después de Do Hollywood, el sello You Are The Cosmos lanzó dos box sets que recopilaban parte de la producción musical de Ronnie D’Addario, vuestro padre. ¿Cómo se sintió al descubrir este interés por parte de un sello español?

Brian: Fue muy motivador para él, le animó a escribir y grabar nueva música de una manera muy fluida, como hacía tiempo que no lo hacía. Nunca había tenido una comunidad de oyentes significativa, más allá de la gente de la industria a la que conocía por su trabajo, así que el empujón anímico y creativo de las ediciones que editó ese sello español fue realmente especial.

¿Y cómo fue colaborar con vuestro padre en su último álbum, All Gathered In One Room, editado el año pasado?

Brian: Fue un proyecto muy casual, casi improvisado. Estábamos de visita y me dijo “¿te apetece pasarte por el estudio y cantar en una canción?”; Michael me acompañó y tocó algo de batería, fue todo muy espontáneo. Ahora mismo estamos trabajando con él en un disco que es una especie de colección de sus últimos 20 años como artista, con temas seleccionados de entre su producción de las últimas dos décadas. Ejercemos de productores y estamos ayudándole también a seleccionar cantantes invitados para que participen en el disco, será algo especial.

Supongo que fue una experiencia especial para toda la familia grabar vuestro segundo trabajo Go To School, disco conceptual que narra la historia de Shane, un chimpancé criado como un ser humano por unos padres a los que ponen voz Susan Hall, vuestra madre, y el mismísimo Todd Rundgren. Y papá D’Addario también colabora en el álbum. ¿Cómo lo recordáis?

Brian: Siempre es difícil trabajar con tus padres, supongo que para ellos también fue complicado por los vínculos sentimentales y porque lo grabamos en su casa, claro (risas). Fue especialmente emotivo durante la grabación de «Rock Dreams» porque de algún modo habla de cómo nuestros padres rebajaron sus expectativas a nivel profesional para focalizar sus esfuerzos en sacarnos adelante. Esa canción es como nuestro pequeño homenaje a ellos. Y en cuanto a Todd, su participación fue lo que uno fantasea sobre él: vino, grabó sus partes vocales en un par de horas, dio de comer a los perros de nuestros padres, nos contó anécdotas divertidas… Un tío muy guay, la verdad.

Por cierto, vi que vendisteis en eBay la mesa Polygram de 24 canales de 1974 con la que grabasteis ese álbum y que en su día se la habíais comprado a Jason Falkner. ¿Por qué?

Brian: Eres como un detective privado (risas). La vendimos hace unos cuatro años y nos hicimos con una Audiotronics de 18 canales porque es más pequeña; nos mudamos de casa de nuestros padres y era imposible que pudiéramos instalar la otra en ningún sitio, era una monstruosidad. Te gustará saber que hay dos canciones del nuevo disco, «I Should’ve Known Right From the Start» y «If You And I Are Not Wise», que grabamos en 2018 con la mesa Polygram pero no las mezclamos hasta el año pasado, ya con la nueva Audiotronics.

En la época de «Songs for the General Public» (2020). Foto: Michael Hill

Michael, para terminar, hace poco fue tu cumpleaños. ¿Recibiste algún regalo que diera especialmente en la diana?

Michael: ¡La verdad es que no! (risas). Pero pasé un día precioso porque fui al Film Forum, el cine del West Village, a ver Plumas de caballos, de los Hermanos Marx. Soy muy fan suyo.

Brian: ¡Yo te regalé esas entradas!

Michael: ¡Cierto! Ese fue el mejor regalo, pues. Fui con mi novia a las 11 de la mañana y el cine estaba lleno de niños riendo como locos con la película. Era algo bonito de ver y esperanzador de algún modo, novísimas generaciones conectando de una forma tan pura con el arte de unos genios locos de hace casi 100 años.

Texto: Roger Estrada
Collage: María Valls

 

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