Tengo claro que el mayor pero que con el tiempo le pondremos a este I Want Blood de Jerry Cantrell será el no poder diferenciarlo de los discos de Alice In Chains. Porque si algo marca este cuarto trabajo de Cantrell en solitario es el inmovilismo. Algo que es bueno y malo a la vez. Quien espere encontrarse con lo de siempre, y muy bien hecho, aquí lo tiene. Pero quien busque evolución o riesgo ya puede ir quitándoselo de la cabeza.
Jerry Cantrell vuelve a apostar por lo que sabe que hace como pocos. Los ritmos pesados y densos se adueñan de la atmósfera y las letras se mueven constantemente entre redenciones, pérdidas, introspección y luchas ya sean con el mundo o con uno mismo. Todo con las guitarras sonando crudas y las voces dobladas, marca de la casa de AIC. El tema es que estamos llegando al primer cuarto del siglo XXI, y un disco “tan grunge” a estas alturas puede desencajar a muchos. Temas como «Vilifield» con Robert Trujillo al bajo, «Throw Me A Line» o «Let It Lie» a mí me han gustado, y es cuando se pone más lúgubre la cosa, como en «Afterglow», cuando la digestión se hace más pesada. Nada que no permita ponerle un notable al disco y quedarme tan ancho. Con la sensación de que si le damos más escuchas ganará con ellas, aunque quizá en los fugaces tiempos que corren no estemos para tanto esfuerzo. Habrá que ver.
Eduardo Izquierdo