El cuarto disco del británico James Bay podría pasar por el álbum que The Lumineers llevan tiempo buscando a hacer y no han conseguido desde su debut homónimo en 2012, aquel que contenía el súper hit «Ho Hey». De hecho la banda convertida ahora en dúo y liderada por Wesley Schultz aparecen en el mejor tema del álbum junto a Noah Kahan, la inicial y adictiva «Up All Night». Luego el disco se estabiliza sin aspavientos en ese neo folk protagonizado hace un par de lustros por bandas como los citados Lumineers, Munford & Sons o Edward Sharpe & The Magnetiz Zeros. Eso sí, con unos cuantos peros.
A sus 34 años, Bay opta por una instrumentación algo más cruda que en sus anteriores trabajos dando casi todo el protagonismo a las guitarras acústicas. En una especie de regreso a sus inicios, se acerca más a la propuesta de su debut, el exitoso Chaos And The Calm, que a la ligera electrificación que marcaba su segundo trabajo, Electric Light. En el tercero, Cheap, ya apuntó una vuelta a los orígenes que ahora queda confirmada por completo. Con su voz estabilizada en un terreno entre lo melancólico y lo frágil, nos sorprende en medio del disco «Easy Distraction», hasta que descubrimos que está escrita a medias con su colega Brandon Flowers de The Killers. Ya decía yo que aquí algo no encajaba. La propuesta se aleja demasiado del resto del álbum hasta el punto de lastrarlo. No llega a cargárselo, pero poco le falta. Difícil se hace no mirar a partir de ahí el resto de canciones con cierto resquemor. Aunque quizá el gran problema es no lograr encontrar en todo el resto del trabajo una canción del calibre de la inicial. Eso sí que lastra. Seguirá siendo una estrella en su país, pero a mí no me ha convencido.
Eduardo Izquierdo