El búfalo blanco volvió a arrasar en ese nuevo paso por la ciudad condal. Aforo prácticamente completo en la sala del Paral.lel con el ambiente de las grandes ocasiones. Público entregadísimo, en exceso en ocasiones para mi gusto, que respondía como un solo hombre a cualquier invitación hecha desde el escenario. Incluso desde la salida del telonero, un L. A. Edwards recibido calurosamente por la ya numerosa parroquia congregada, que siguió con atención su actuación. Moviéndose entre el rock norteamericano de toda la vida, el pop y alguna que otra sonoridad de tintes indies dejó una agradable impresión pese a una puesta en escena a la que falta empaque.
Todo lo contrario que Jake, apareciendo en solitario sobre las tablas para iniciar su pase con una de sus composiciones más incontestables, «Wish It Was True». A partir de ahí el delirio, repitiendo la jugada de poner en primera línea a la banda, para conseguir más cercanía con el público. Innecesario a tenor de lo vivido. No deja de sorprender esta comunión, que intuyo que ya va más allá del asunto de la serie televisiva, cuando otras propuestas similares que pasan por nuestros escenarios, de la misma calidad artística, deben conformarse con salas de pequeño aforo y público reducido. El misterio de siempre, y más en Barcelona.
El caso es que sus canciones, repletas de subidas y bajadas, a caballo de la épica de sus inflexiones vocales, no fallan. Conjugando la vena intimista del folk con la potencia del rock y una energía que remite a sus primeros pasos adolescentes en la escena punk. Sabe invocar la tensión emocional, mantener la atención, manejando a su antojo los tiempos durante la totalidad de su recital apoyado por esa bestia percusiva que es Matt Lynott y la versatilidad de Christopher Hoffee, haciéndose cargo de bajo, teclados y guitarras.
Obviamente, fueron sus temas más conocidos los que provocaron una reacción más intensa, «Come Join The Murder» y «How the West Was Won» se llevan la palma, seguidas de «Oh Darlin’ What Have I Done», «I Got You» o «The Whistler». Es muy de agradecer además que, siendo la gira de presentación de un disco en directo, aborde un repertorio cambiante en lugar de remitirse a interpretar el listado de temas de la citada grabación.
Resumiendo, otra noche triunfal para el de Oregón, al que, como única pega, se le puede poner exactamente la misma que en su anterior visita a la capital catalana, Razzmatazz (mayo, 2022). Creo que debe dar un paso adelante, sobre todo cuando sale de gira, esas canciones necesitan más respaldo en escena para poder cobrar toda su verdadera dimensión y mostrar la variedad de matices que poseen en las versiones de estudio. Peccata minuta, en todo caso, a tenor de las expresiones de satisfacción generalizadas que se dibujaban en las caras de los asistentes a la salida.
Manel Celeiro
Fotos. Borja Figuerola