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The Black Halos – Razz 3 (Barcelona)

 

Supongamos que existe una empresa imaginaría llamada The Punk n´ Roll Global Bussines, el organigrama reflejaría en la alta dirección a Michael Monroe con sus diferentes proyectos, en una segunda línea de cargos directivos tendríamos a D Generation o The Chelsea Smiles, en los intermedios estarían The Black Halos, Toilet Boys, Riverboat Gamblers, etc…y en la línea de incorporaciones senior, encontraríamos a Ravagers, Wyldlife o Bad Nerves.

 

Por supuesto, el mismo sería de carácter transversal y colaborativo, retroalimentándose los unos a los otros de forma circular en busca de un mismo objetivo, para desarrollar y evidenciar un trabajo de calidad contrastada. Aquí es donde entraría en juego un álbum como “The Violent Years (2001)”, una buena muestra de ese trabajo, y que algo más de dos décadas más tarde, volvió a sonar en nuestros clubs, acortando un poco más la línea temporal entre la nostalgia y la dura realidad.

Billy Hopeless Aka Billy Bonito, seguro que era ese niño que cada día necesitaba salir de casa disfrazado, autor de mil fechorías, y que volvía loco a sus padres, a día de hoy, todo evidencia que en el fondo sigue siendo igual de gamberro. Aunque algo más comedido que en otras ocasiones, desarrolló su propio show de poses, ataviado con unos cuernos de tienda de disfraces de barrio, mostró infinidad de gestos imposibles, discursos ininteligibles o la fascinación hacia el mundillo de los piratas, luciendo la bandera que adornaba su pie de micro.

Posiblemente los kilómetros de carretera que llevan encima, les están empezando a pasar factura, generando que el arranque del show no fluyera como cabía esperar y se notó una banda algo cansada a nivel general, ejecutando los temas con la sensación de llevar una marcha menos. Esto generó que costara encontrar su sitio dentro el show tanto al público como a la banda, y no fue hasta el bloque en el que empacan en su set el álbum al que rinden tributo, cuando todo empezó a fluir.

Poniendo la mirada en el retrovisor, pudimos disfrutar de los buenos momentos que siempre nos han hecho pasar, me sigue fascinando como ejecutan “Warsaw” de Joy Division, o lo disfrutable que es un tema como “Start The Violence”, con ese coro que te engancha como un caramelo al abrirlo. Para el bis, volvieron al escenario con otro de sus himnos, “Three Sheets To The Wind” su pequeño hit propio, y que posiblemente evidencie el mejor momento vivido en cuanto a popularidad en un pasado no muy lejano.

Pero por alguna extraña razón, les entro la prisa y tomaron el camino rápido de huida hacia delante, recortaron el set programado y finiquitaron la noche solo con la parte dedicada al tramo de The Misfits del medley final, generando una extraña sensación de ambivalencia a nivel general.

Texto: Oscar Fernández Sánchez

 

 

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