Crowded House apareció en el Sant Jordi Club como ese viejo amigo que vuelve con historias nuevas que contar –aunque sepa que preferimos sus relatos clásicos– y cargado de melodías que son, al mismo tiempo, nuestras y suyas. Desde los primeros compases del concierto Neil Finn lideró a la tropa australiana-neozelandesa con esa voz que parece no envejecer, capaz de susurrar secretos que pueden colarse entre un público mayoritariamente entusiasmado, si bien es cierto que proliferaba en algunos sectores ese tipo de espectador que acude a estos eventos como si lo que sucede en escena fuera un rumor de fondo, el hilo musical de su cháchara de fin de semana con la pandilla. Una lástima, sí, aunque nada atribuible a la banda.
Con una escenografía que le confería al directo un tono de cuento pastoral, el set-list tiró de nostalgia, como no podría ser de otra manera, con joyas atemporales de pop pluscuamperfecto como las coreadas «It’s Only Natural», «Four Seasons In One Day», «Distant Sun», «Fall At Your Feet» o «Don’t Dream It’s Over», pero también dio cabida a hasta seis temas del encomiable Gravity Stairs, editado hace unos meses.
En esta gira, los hijos de Finn —Liam y Elroy— aportan algo más que notas: una conexión familiar, de esas que no se ensayan, que transformó el escenario en algo parecido a una sala de estar con decenas de desconocidos compartiendo algo único. En esta ocasión, además, Crowded House sumó dos músicos invitados: Elias Dendias en el bouzouki y Tryfon Baitsis en la guitarra, lo cual enriqueció el sonido con toques mediterráneos, aunque, a nivel personal, esta experimentación me desconectó en algunos momentos del concierto porque esa búsqueda de nuevas texturas, aunque interesante, me distanciaba de la esencia pop pura y directa de la banda.
Como comentábamos al principio, el concierto —que se alargó hasta los 150 minutos— se balanceó como un péndulo entre lo clásico y lo nuevo, hasta llegar la tríada final con dos clásicos de sus dos primeras referencias —«Something So Strong» y «Better Be Home Soon»— y la reciente, apacible «Some Greater Plan (for Claire)» , una secuencia que fue como una declaración de principios, reafirmando que Crowded House sigue siendo, a pesar de todo, un refugio. Una banda que, a su manera, te lleva a casa.
Texto: Roger Estrada
Fotos: Fernando Ramírez