Haciendo un símil pugilístico de la velada que nos planteó Blockparty Barcelona, en un lado del cuadrilátero tuvimos a Wyldlife, los chicos bien peinados, procedentes de los salones recreativos de los barrios de New York, con un peso ligero y de golpeo saltarín, contra Pigs, Pigs, Pigs, Pigs, Pigs, Pigs, Pigs (Aka Pigs x 7), ubicados en la otra parte del cuadrilátero, desde los callejones de Newcastle y con un peso pesado de golpeo tajante y castigador.
Y aunque no disfrutamos de un presentador elegante para anunciar a las bandas, y a las chicas con el cartel informando de cada round como en el boxeo, no faltó intensidad, sudor, cerveza, chulería y hasta un punto de peligrosidad moderada,
Pero antes de abordar lo que presenciamos, algunos datos a destacar:
- La falta de información de horarios generó algo de confusión, sobre todo para la banda encargada de abrir la tarde noche, ya que se encontró con una sala vacía de un público que no tenía muy claro cuando arrancaba todo.
- A pesar de tratarse de una extensión del Blockparty, no había merchandising del festival, una pena.
En definitiva, detalles a valorar, pero que no afectaron al disfrute de los que vimos sobre el escenario, donde todo paso rápido, demasiado. Exactamente en estos horarios:
- Inicio de la velada: 19.45h
- Fin de la velada: 21.35h
Wyldlife juegan la carta de ese punk rock de mascar chicle, del que te confías por su amabilidad, pero que te escupe en la cara si te despistas. Con un frontman hiperactivo, y de outfit al estilo de las tres líneas de Adidas, pasaron de un inicio frío, para ir evolucionando su propuesta de forma intensa, basada en temas de estribillo de cerveza en mano, sin pausas innecesarias, de entrega rápida y mucha actitud.
Estructuraron su set visitando toda su discografía, desde la cool de estribillo spanglish que es “Bandida”, pasando por la furia de “It’s Called Rock And Roll”, su nuevo single “Fast Dreams” o reivindicando a Tom Petty & The Heartbreakers en su versión acelerada de “You Don’t Know How It Feels”. A posterior del show, pudimos conversar con parte de la banda, y su cantante es de aquellas personas que trasmiten esa aura de saberse el más guapo de la clase, enfundado en una camiseta de fútbol umbro con el logo de Oasis, nos aseguró que nos veríamos de nuevo en menos de seis meses.
Lo primero que llama la atención de Pigs x 7 es su frontman, con un estilismo de gimnasio de artes marciales de barrio, descalzo, y de movimientos a lo Hernry Rollins pero aún sin muscular, es capaz de centrar todas las miradas en él. Por otra parte, y, en segundo lugar, la banda tiene el arte de llevar hasta el infinito un mismo riff en todas sus variantes más cortantes. Arrancaron con una inmediatez que nos enganchó, creando un muro de sonido perfecto para la performance de su cantante, fueron bajando algo de revoluciones en el segundo tramo de su show, para rematar con sus composiciones más “amables”, pero siempre entre distorsión.
Por último, sería interesante que la organización del BlockParty valorará replicar en Barcelona el mismo concepto y formato que desarrolla en Madrid, de ese modo se abrirían más posibilidades para bandas y público.
Texto: Oscar Fernández Sánchez
Fotos: Sergi Fornols
