Encuentros

Alcalá Norte, «ha sido cuestión de ir parcheando, nunca rendirnos»

 

 

Recuperamos esta entrevista que publicamos en el número en papel de julio-agosto en formato reducido a propósito de la celebración del 24º aniversario de la sala Razzmatazz de Barcelona, donde ofrecerán un concierto muy especial el 20 de noviembre en la sala 1, junto a Los Yolos.

Con su energético directo, estética post-punk ochentera y letras crípticas, el conjunto del barrio de Ciudad Lineal ha conquistado a críticos y seguidores con su primer disco. Aunque la historia de este quinteto madrileño se remonta a años atrás, su explosivo debut homónimo les ha abierto las puertas a última hora de festivales como el Tomavistas o el Primavera Sound. Un lanzamiento, desde el puro do it yourself, que ha revitalizado la escena independiente tanto en su forma como en su fondo.

Enhorabuena por vuestro álbum debut, una maravilla. ¿Qué tal estáis?, ¿cómo lo estáis viviendo?

Álvaro: Sería ridículo estar mal con toda la atención y el cariño que nos están dando, pero yo tengo que rendir de 9:00 a 17:00 en el trabajo y en eso también me tengo que concentrar.

Jaime: Estamos bien, muy contentos, aunque acojona un poco. No nos podemos quejar; otra cosa es que nos sintamos raros.

¿Cuándo surge Alcalá Norte?

Jaime: Me jode que mucha gente se pregunta de dónde hemos salido, llevamos ya cinco años. El grupo se forma en diciembre de 2019 y llevamos dando conciertos desde 2021. Es cierto que ahora estamos teniendo más repercusión de la que todos pensábamos, pero no es que hayamos montado el grupo hace seis meses y venga.

¿Por qué creéis que estáis teniendo tanta repercusión?

Jaime: El disco ha molado. También nos hemos juntado con gente que nos ha ayudado a hacerlo todo como Dios manda. Evidentemente, esto no ha sido simplemente: «subimos el disco a Spotify a ver si chuta». Que así lo hacíamos antes: “hemos sacado unas maquetas, vamos a subirlo a las redes”. Así es muy complicado.

Álvaro: Aun así, como nos decía Carlos: “si no sacábamos un buen disco, no íbamos a ser capaces de aterrizar esta historia bonita que tenéis”.

Jaime: Antes tocábamos en Madrid cada tres meses, pero sobre todo venían colegas y más gente, pero ¿hasta cuándo puedes alargar esto? Te vas a aburrir si no lo plasmas en un disco completo para presentarlo en sociedad.

Álvaro: No vale solo con grabar un álbum, tienes que preocuparte de llamar a las puertas adecuadas.

Carlos: Y, una vez que tienes el disco, ¿qué haces con él? Tienes que currarte los videoclips, las fotos, ver cómo haces para que a los medios les interese darte promoción. No es solo grabar un disco y se acabó.

Jaime: Que puede pasar que eso te funcione, pero es prácticamente imposible. En los últimos años, a una de las pocas personas que le ha funcionado eso es a Marcos de Depresión Sonora: hizo un disco en su casa, lo subió a YouTube y ¡pum! Pero eso, ¿cuántas veces pasa? Hace falta más variables, hay que trabajar y pensar las cosas bien.

¿Cuándo empezasteis a trabajar en las primeras maquetas de este disco?

Álvaro: La primera canción que compusimos, «Langemarck», la tocamos en nuestro primer concierto en mayo de 2021. La habríamos compuesto dos meses antes, o esa misma semana. Vete a saber.

Jaime: En nuestro segundo concierto, ya tocamos una versión anterior de «Guerrero Marroquí» y la de «Westminster». En el tercero se sumó «Los Chavales». Hay canciones de este disco que son de esa tanda, del 2021.

Álvaro: Las versiones para el álbum las grabamos entre mayo y septiembre de 2023, excepto «420N» y «No Llores, Dr G», que fueron entre diciembre y marzo de ese año.

 

Un proceso realmente de años hasta que ha visto por fin la luz. 

Carlos: No fue de forma continua. Hubo periodos de máxima actividad y otros de parón.

Jaime: También ha habido cambios de formación. Desde el principio estamos Álvaro, Juampi y yo. Carlos se unió después, al igual que Pablo ‘Admin’ y Laura. Ha habido cambios de músicos y crisis totales. Durante una semana en abril de 2022, dejamos el grupo y dijimos: ¿para qué vamos a dejarlo si no hemos hecho nada hasta ahora?

Jaime: Juampi, en el verano del 21, como en junio, nos dijo: “me han cogido en el doctorado en Suecia y me tengo que ir. Yo pensaba que esto iba a pasar en un año o dos, pero me han dicho vente el mes que viene”. Entonces ahí entró Conrado de Dharmacide, que es colega, y nos echó una mano para sustituir a Juampi. En su momento, esto también fue un bajón. Esto siempre ha sido una cuestión de ir parcheando, pero nunca rendirnos. Laura, la teclista actual, cuando otros dos miembros del grupo se piraron, pensaba: “bueno, pues otra banda que estaba guapa y se acaba”. Yo pienso que si no lo hemos dejado, salvo esa semana, es porque para los tres que estamos desde el principio va más allá de una cuestión musical. Es un proyecto que montamos como colegas y que queremos seguir. Vamos a hacer lo que podamos como podamos y, hasta ahora. No sé cómo coño hemos caído de pie.

Lo cierto es que este momento vital tiene que ser toda una recompensa a años de trabajo, aunque también tenéis que estar viviendo un enorme cansancio acumulado.

Jaime: Pues hemos hecho mogollón de entrevistas y eso que estamos en mayo.

Álvaro: Pues sin exagerar, unas cuarenta hasta el momento.

Carlos: Para eso hemos llegado hasta aquí, no nos vamos a ir una semana a la playa. Hay que currar en la movida, que para eso la presentamos, para defenderla.

Álvaro: Antes de currar con la peña con la que curramos ahora, estábamos con otra gente. Yo recuerdo que les decía que para intentar llegar a más gente no se puede hacer una campaña sin dar muchas entrevistas. Y nos dijeron: «¡Qué va, eso no funciona, nadie te va a llamar!». El caso es que a mí me apetecía hacerlo como lo estamos haciendo, pero es verdad que esta semana es la primera vez que pienso: igual deberíamos bajar el pistón. Estoy poniendo intención de hablar con todas las personas, grandes y pequeñas, feliz de la vida, pero hostia, esto cuando se junta con el trabajo es muy cansado. Ahora mismo, tenemos agenciadas unas diez más.

Carlos: Un disco se presenta cada dos o tres años. La base que yo decía es que la mejor manera de trabajar es hacer un disco, aunque luego lo vayas mostrando con singles o por fascículos. La idea de disco es lo que mejor resume la imagen artística que quiere hacer una banda en un momento concreto. La máxima cantidad de información y la más potente, eso es lo que queda después. Si quieres hacer ruido, eso es otra cosa, pero una banda de discos siempre va a tener más poso.

¿Cómo ha sido el proceso de composición y maquetación de las once canciones que conforman el álbum?

Carlos: Cada canción nace de una forma diferente.

Álvaro: Con todos los cambios que hemos tenido, cada canción es hija de sus circunstancias. Por ejemplo, la última que estamos concibiendo era un riff de Carlos y coger dos acordes de alguna de las canciones, mezclarlas y empezar a groovear en el local. Otras sí que soy yo, que estoy en mi casa, se me ocurre un estribillo y luego le buscamos acompañamiento instrumental. Como más nos mola, aunque ahora es más difícil, es que la inspiración nos pille en el local.

Carlos: Eso, por ejemplo, pasó en «420N».

Jaime: Sobre todo, en general, es en el local donde empezamos a tocar y Álvaro tiene un chorro de notas que se le van ocurriendo y va probando. Incluso en alguna canción lo mete todo, porque hacemos un loop de diez o quince minutos y va metiendo todo, y se queda con un cacho o dos ideas diferentes, buscando la conexión.

Álvaro: Es como más tranquilo me siento.

¿Cómo describiríais vuestro sonido?

Carlos: Se nos ha intentado meter en la escena de post-punk que hubo en 2021, cuando fue el fin de la pandemia, de la cual han salido un montón de bandas. También en la escena popera, de cómo se entiende en estos momentos el pop independiente. Aun así, le gustamos a la peña más rockera de toda la vida, porque hay muchas influencias estilo Burning, heavy metal… No sabría muy bien decir si va por aquí o va por allá.

Jaime: No sé dónde colocarnos. La realidad es que somos una cosa así ochentera. Cada uno tenemos nuestros gustos musicales. A mí me gusta el heavy, a Carlos el britpop, a Admin el rock progresivo estilo YES. Cada uno tiene su movida y ha salido una especie de Frankenstein maravilloso.

Álvaro: La limitación que tenemos es algo que nos gusta asumir. Que sea una cosa que se pueda tocar en directo.

Jaime: Yo siempre he sido de directo, me gusta la potencia de una banda al completo como antiguamente. Yo la música que escucho es antigua y me gusta esa potencia de los setenta y ochenta.

Carlos: Ves el directo que hicimos en Radio 3 y la banda estaba poco rodada, pero aprecias que hay un discurso. Había gente que nos decía: “Bueno, si tocáis con claqueta, las canciones iréis más al tempo”. Las canciones en directo deben tener otra energía. La gente empieza con los  pogos, empieza a gritar… si lo toco como el disco, pierden esa parte que tiene Alcalá Norte, que es como una homilía.

Además, las letras de las canciones han sabido conectar con el público, en parte gracias al misticismo que las envuelve.

Álvaro: Es normal. Si ya hemos copiado el sonido de Birmingham, Manchester y Londres  y nos ponemos a hablar de Carnaby Street, pues somos unos putos pesados. Mejor hablar de la calle Elfo, tío. Es normal que la gente hable de lo que conoce. Estamos saturados de tanto Netflix.

Jaime: La gente coge la letra, que es lo normal, y piensa lo que le sale de los huevos. «La calle Elfo» es una canción que habla de dioses borrachos, nada de gentrificación ni pollas. Luego cada uno se monta sus movidas. ¿El tema es la gentrificación? No. Que queréis pensar que es eso, genial, pero la idea original no es esa (risas).

Álvaro: «La calle Elfo» es la que más nos representa; al rollo de los dioses borrachos le tuvimos que meter otras movidas.

Carlos: Se produjo tres veces diferentes. Por eso no tiene tanto que ver con la idea original.

Álvaro: Sí, y en todas esas fases se le fueron metiendo añadidos. Eran dos canciones distintas que tuve que juntar.

Algo similar ocurrió con «No Llores, Dr G», ¿no?

Álvaro: Sí, también es una especie de collage. El estribillo es sobre Goebbels, pero la primera estrofa es una traducción extraña de un poema de Goethe cuando era joven. Luego tuve que hacer otra estrofa más y seguí con Goebbels, y me acordé de un poema de Leonard Cohen.

Una mezcla perfecta entre lo cotidiano y lo críptico.

Jaime: Hay algunas como «Langemarck» que son más claras. De todas maneras, a mí me gusta que sean crípticas, aunque luego me toque los huevos el tema de los significados, pero entiendo que es natural. Si haces canciones un poco marcianas, pues me parece sano que la gente saque sus conclusiones, aun así también me gusta explicar de dónde vienen.

De todas ellas, la que más ha destacado ha sido «La Vida Cañón», hasta el punto de que se está convirtiendo en un axioma de nuestra generación, una frase popular.

Jaime: Está basada en un artículo del Mundo Gráfico de 1935. En el reportaje le preguntaban a la gente de una corrala de Lavapiés qué harían si les tocara el gordo de la lotería. El inicio de la canción es básicamente lo que cuenta uno de ellos. Lo que ocurre es que Álvaro metió cosas para rellenar. “¿Qué has hecho, hijodeputa? Georgina, cocaína, la madre que te parió”.

 

Texto: Víctor Terrazas

Fotos: Pablo Garrido

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Contacto: jorge@ruta66.es
Suscripciones: suscripciones@ruta66.es
Consulta el apartado tienda