Y no nos referimos al bubblegum punk de poca mecha sino a una manera de desplegar todo el potencial inherente que la banda catalana ha ido asimilando en su crecimiento sónico que incluye punk, garage y pop. Una educación musical que desemboca en canciones espontáneas, inmediatas y costumbristas que marcan el canon del pop-punk más clásico.
Los barceloneses Vecinos publican estos días su primer álbum «Junta Extraordinaria» que recoge sus tres primeros EP’s, donde se incluyen himnos en fase de expansión como «Carlos Baute» o «Ministro de Interior».
No falta la crítica mordaz subterránea y la ironía pura y dura en sus letras, que encajan como un guante con esa celeridad y vitalidad que son capaces de transmitir con riffs y ritmo trepidante.
El nombre de la banda no puede ser más literal, ya que se conocieron siendo vecinos de la misma escalera, y a fuerza de encontrarse subiendo instrumentos, descubrieron que la señal no podía ser más evidente.
En una onda generacional que puede recordar a Carolina Durante, las canciones de Vecinos no suenan a apropiación indebida. La personalidad de la banda cabalga con paso firme y se manifiesta en unos directos que están haciendo historia en el subsuelo catalán.
DM