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Blues en la encrucijada: Belton Sutherland, el blues-tuber del Delta del Mississippi

Si buscamos un nombre que haya pasado por el tamiz de la historia y que, sin embargo, se haya resumido como alma cruda y sin filtros, se trata de Belton Sutherland. Una figura sombría, su voz volvió a cobrar vida casi 50 años después de que el folclorista Alan Lomax lo capturara por primera vez en una película en 1978. Curiosamente, eran muy pocas las personas, prácticamente nadie que no fuera amigo y familiar, que conocíamos a Sutherland hasta que la The Association for Cultural Equity (ACE) —una organización dedicada a estimular la equidad cultural mediante la preservación, la investigación y la difusión de la música y la danza tradicionales del mundo— subió parte de su actuación a YouTube en 2010, presentando al mundo (en el momento en que escribo estas líneas, su Blues 2 cuenta con más de dos millones y medio de reproducciones) la potencia bruta del bluesman.

 

Listen to Belton Sutherland Vs Haywyre (Dirtwire Blues and Bass mashup) by  Dirtwire in Kickstarter playlist online for free on SoundCloudBelton Sutherland nació el 14 de febrero de 1911 en Camden, Mississippi, el mismo año que la leyenda del blues Robert Johnson; creció como hijo de un aparcero, un trabajo vigorosamente duro que mantenía a las familias negras atadas a una tierra reseca y a perspectivas económicas más áridas. Sutherland encarnaría la sombra de ese sistema opresivo y, como muchos otros músicos del Delta, su música se convirtió en un vehículo para gritar el sufrimiento afroamericano que se sentía bajo los pies en el Sur Profundo. Lomax grabó algunas imágenes de 1978 de Sutherland en un porche de la granja de Clyde Maxwell en el condado de Madison; allí estaba sentado con un cigarrillo tocando la maltrecha guitarra archtop de marca Kay, con las cuerdas afinadas casi dos tonos más abajo, interpretando un blues en la proposición de Mi. Hipónitico como pocos, tan negro y profundo, apesadumbrado y melancólico, que su aura es cautivadora incluso aunque lo estés viendo en tu móvil. No importa el tamaño de la pantalla ni la calidad del audio. El silbido de los grillos, la húmeda noche, la precaria iluminación, todo contribuye a envolverte, atraparte y preguntarte quién ese tipo y por qué no sabías nada de él. Podríamos hacer un meme con el siguiente texto en la parte superior: “El bluesmanyoutuber del Delta del Mississippi no existe”. Justo debajo se podría leer, “El bluesmanyoutuber del Delta del Mississippi:” para ilustrar un fragmento de ese vídeo, que bien podría ser usado como la definición oficial del blues como género musical. Belton Sutherland inaugura un género interesante, el blues-tuber del Delta del Mississippi.

Por la razón que sea, no ha trascendido, Belton Sutherland recibió solo un minuto de tiempo en pantalla en el popular documental de Alan Lomax The Land Where the Blues Began. Todo lo que gritó, desafiante, fue “Mata a esa vieja mula gris / Quema el granero del hombre blanco”, no hace falta añadir nada más. No es extraño que Belton nunca firmase con un sello discográfico; que no grabase ningún álbum ni realizase giras por Europa. Se casó  joven, trabajó la tierra y vivió sin dinero, hasta que cruzó sus pasos con los de la justicia: Belton Sutherland fue arrestado y condenado por falsificar un cheque de venticino dólares antes de cumplir los 30 años. El juez lo condenó a dos años de trabajos forzados, de los que solo cumplió ocho meses, en la penitenciaría estatal de Mississippi. Tras ser liberado huyó a Chicago, dentro del contexto de la Gran Migración. Allí residió hasta la década de los años 70, momento en el que regresó al Delta. De vuelta en casa, Sutherland tocó con músicos locales, sin llamar demasiado la atención, hasta el día en que falleció, el 7 de octubre de 1983. Del mismo modo que el nombre de Robert Johnson, desaparecido de la historia hasta que Columbia tuvo a bien resucitarlo, el apéllido Sutherland no estuvo asociado al blues hasta que en 2017, después de una campaña liderada por el Fondo Memorial Mt. Zion para encontrar y nombrar su tumba sin marcar, pusiera de actualidad su figura, iluistrada gracias a los vídeos de Lomax que ACE había subido a YouTube. Esa es la inusual carrera postuma del bueno de Belton, que jamás sospechó que en 2024 se estarían escribiendo estas líneas en su memoria.

La música de Sutherland es un poderoso testimonio del coro de voces subrepresentadas que son fundamentales en el blues de raíces. Las grabaciones improvisadas y rasposas que dejó atrás son tan crudas como emblemáticas, testamento de un lugar y un momento que, en tanto que espacio mitólogico para los folkloristas, se antoja plausible. Ese Mississippi, el que vemos en Sutherland, en una plataforma de streaming, dota de alas a leyendas como la de Henry Sloan, Rubin ‘Blues King’ Lacy o Robert Nighthawk, nombres que no nos dicen nada, pero tuvieron un impacto meteorítico entre tipos como Charley Patton, Son House, Tommy Johnson, Muddy Waters o Honeyboy Edwards. Cada nota y cada aullido sordo de Belton Sutherland da vida al dolor y al desafío de su realidad material y la de sus colegas. Porque, en esto del blues, los héroes no son los que han escrito sus nombres en el salón de la fama, sino aquellos tipos que tocaban en las plantaciones del corazón de las tinieblas, sin nada más que su guitarra, tal vez en una buena noche y, con suerte, media docena de personas.

 

Fuente:

Moore, T. D. (2018, April). Burn down the white man’s barn: The unmarked biography of Belton Sutherland. Living Blues Magazine, 36-41.

 

Dolphin Riot

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