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Leo Sayer – Cliffs Pavillion, Southend-On-Sea (Inglaterra)

 

 

Un par de días antes habíamos visto a Terry Reid y, siendo sinceros, había momentos en los que teníamos que poner de nuestra parte para que no decayera nuestro interés; algo totalmente lógico cuando te enfrentas a un hombre de 74 años de edad y no es Alice Cooper o Mick Jagger. Con Leo Sayer (76) eso no sucedió, pues es él quien agarra a la audiencia desde el primer momento con su buen hacer escénico, sus ganas de pasarlo en grande, la buena forma y esa voz, inquebrantable al paso de los años. Tan solo sufrió en la complicadísima, vocalmente, «You make me feel like dancing», que arregló a su estado actual y a la que añadió unos cuantos guiños a Sly & The Family Stone y todos contentos.

 

La media de edad entre el público asistente debía ser la suya, setenta y…, pero todos tenían algo que contar o por lo que emocionarse y fue bonito ver cómo Leo se retroalimentaba de esa pasión, de esas historias que esa gente había vivido con su música de banda sonora. Porque Leo supo conectar con las mil y pico personas que llenaban el Cliffs Pavillion, y fue genial que en algunos compases parase a escuchar a algunas de esas personas. Como aquella mujer que empezó a salir con el hombre de su vida el día que asistieron a un concierto suyo en 1973. «¿Hubo sexo después del concierto?», preguntó Leo. La mujer sonrió.

Con una banda solvente y profesional cubriéndole las espaldas, Leo tosió un par de veces tras la inaugural «Giving it all away»; supongo que para hacernos ver que no había peligro, que era el inicio no solo del bolo sino de la gira. Esa canción, como punto de inicio, fue un buen presagio. No lo recordaba, pero este año es el 50 cumpleaños de Just A Boy, su obra maestra. Leo sí lo recordaba y rescató hasta cinco canciones de ese álbum. Dios, fue una sorpresa maravillosa.

Por supuesto, un recital de estas características obliga al artista a ofrecer todos sus éxitos, por reducida que fuera su onda expansiva; si fue un hit, mayor o menor, hay que tocarlo.  Ningún problema; admito el «azúcar» de «When I need you», el romanticismo ochentero de «Never had a dream come true» y amo con toda mi alma la mencionada «You make me feel like dancing», su exitazo en plena fiebre disco. La música es música, te llega o no te llega. Hay artistas que aún haciendo cosas que rechazas, en su voz, su talento, o como quieran llamarlo, lo admites y lo disfrutas. Por cada una de esas canciones, Leo tiene un «Stormy Weather», un «The show must go on». Así que el compendio en el repertorio fue más que satisfactorio.

Leo nos preguntó si aún teníamos ganas de seguir bailando cuando el recital ya andaba cerca de las dos horas de duración. Por supuesto, contestamos; esa noche en Southend y en todas las que estén por venir. Leo Sayer pertenece a otra estirpe, a la de músicos que viven por y para su arte, en lo bueno y lo malo. Seguiré bailando, mientras sea posible.

Texto: Sergio Martos

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