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Festivalle Tobalina – Quintana Martín Galíndez (Burgos)

Ben Vaughn

 

Una vez más volvimos a celebrar una gran comunión de rock’n’roll en Quintana Martín Galíndez. Ambiente genial, como siempre, para esta nueva celebración del «Rock & Roll en la plaza del Pueblo» que cumplía 16 ediciones y que bien se pudiera haber llamado este año «FOLC Records Festival». Siempre han actuado muchas bandas del sello de los hermanos Urchaga y no sé si porque cumplieron 50 años la noche de su concierto les quisieron regalar un festival entero para bandas y artistas de su sello y su calaña.

Muy buena slección, por cierto, para este festi cuyo ambiente recuerda al del Azkena, pero en formato pueblo! Una gozada reencontrarse con un montón de amigos y de paso también con bastantes músicos que se acercaron como público. Así nos enteramos por Manu, de Los Tupper, que tendrán nuevo disco próximamente y también un single y videoclip inminente con Indy Tumbita. Pronto gozamos también de la simpatía y cercanía de un Johnny Casino, con un montón de kilos perdidos (bien por él y por su salud) y que estuvo sin perder detalle desde la primera noche, aunque él no actuará hasta el sábado.

Abrió los conciertos la manchega Anna Dukke con formación en cuarteto. Rockabilly, rhythm and blues y hasta un espectacular y emotivo góspel para una magnífica cantante que sólo le falta un poco de la chispa salvaje de su compañera de escudería, La Perra Blanco, para hacernos sudar y gozar igual que con ella. Tras la cena de rigor ya explotó todo el primer día definitivamente con la actuación (única por aquí, creo) de unos Nine Pound Hammer que fueron un auténtico martillo pero de 9 toneladas. Scott fustigó con su toalla a un inspirado, pero serio, Cartwright, que también se marcó buenas peleas guitarreras con su compañero en un quinteto que nos vapuleó a base de cowpunk, pero también con destellos de puro punk y algunos arrebatos más hard-rock que les pueden venir también de su presencia en los Nashville Pussy.

Daddy Long Legs

Listón ya muy alto, pero que saltó con gran facilidad el desgarbado y muy Long, Daddy Long Legs. Sus ráfagas salvajes con su armónica fueron de lo más poderoso y magnético del día. Una combinación entre los Dr. Feelgood más canallas, pasados por un tamiz muy Detroit entre Stooges y MC 5 que hizo las delicias de todo el entregado público. Sin olvidar el blues más asalvajado de Howlin’ Wolf o Captain Beefheart. Nos encantaron sus «Street Sermons» hasta en esa camiseta chula que vendían con navaja mezclada con armónica sangrante que es una chulada. Cuándo arrancó su infernal tren de rodillas y con su compinche aporreando el suelo con las maracas parecía que podían descarrilar en cualquier momento a hacernos que nos ocurriera lo mismo.

Llegó el turno de Los Chicos, que ya nos habían deleitado en otras ediciones con su combinación ganadora de todos los mejores palos del rock’n’roll. Ellos siempre se lo pasan en grande y provocan que a su público nos suceda lo mismo. Por eso, con tanta parroquia de Euskadi reunida, se les dedicó un merecido «Zorionak zuri!» ya que los hermanos cumplían medio siglo de vida mientras daban su espectacular y muy divertido concierto en el que se acordaron hasta de Tina Turner. Realmente volvieron a sonar «Amazing» aunque su look sea una «Shit». Eso igual creció al día siguiente con la camiseta del Bruce más popular que llevaba nuestro compañero Rafa al día siguiente. Además siguieron irradiando su simpatía y su presencia en algunos buenos momentos del día siguiente. No nos cansamos nunca de verlos en directo y ojalá nos traigan nuevas canciones pronto y se puedan pegar otra vuelta por su querida Australia, tierra de la que les encantan sus bandas y sus sonidos. ¡Eskerrik asko cabrones! Ah, y prácticamente no cayó ni gota del agua esperada, algo que si sucedió al día siguiente!

Los Chicos

Amaneció con un día radiante y una buena primera resaca a la que pronto esquivamos viendo la buena actuación en formato cuarto de Arnau & The Honky Tonk Losers. Suelen ser más detallistas cuando cuentan con pedal steel y piano en su formación, pero dieron un gran repaso del mejor country rock con mayoría de temas propios y algunas celebradas versiones de Buck Owens, Waylon Jennings o Merle Haggard. La parroquia que no era de Bizkaia se sorprendió muy gratamente con ellos. Aunque algún simpático lugareño nos había dicho que no iba a llover en Quintana, sí que lo hizo durante unas interminables horas y de lo lindo. Tal es así que estuvieron a punto de suspenderse las actuaciones de la tarde. Me dio gran pena que no pudieran actuar Lie Detectors, ya que también su gran cantante y frontman llevaba disfrutando desde el día anterior con gran humor del festival. ¡Con las ganas que tenían de actuar! Casi el único punto triste del finde. Estábamos intentando desentumecer los mojados y arrasados cuerpos y lo hicimos, en parte, con el buen rollo Cramps de Generador, antes Baby Horror. Otro buen dúo de crudo garage rock’n’roll de esos que tanto proliferan desde que surgieron los White Stripes.

Regresamos a bailar rock’n’roll en la plaza del pueblo de la mano de un rejuvenecido y adelgazado Casino que hizo, como siempre, todo lo que quiso y mucho más con su guitarra. Con varias canciones de su reciente «High Stone», en guapo vinilo, claro. Nos trajeron a la mente a históricos como Radio Birdman o The New Christs, además de sus recientemente recuperados, Asteroid B-612. Sin las carreras o saltos salvajes de otras actuaciones, pero con una intensidad y unos momentos repletos de enorme calidad que también conectaron con la gran cantidad de público reunida. Se empleó con tal saña con la guitarra que rompió un par de cuerdas, aunque pudiera haberse cargado una docena. cuerd

Acabábamos de ver recientemente al simpático Ben Vaughn en formato solitario y disfrutamos un montón. Pero es que como Ben Vaughn Quintet la gozada fue exponencialmente mayor. Nos capturaron con los temas más divertidos y explosivos, pero también con sus baladas más relajadas y emotivas. Es decir, bailamos como descosidos con su ‘Big Drum Sound’, pero nos emocionamos, como pocas veces en el festival, con sus emocionante y tierna ‘Too Sensitive For This World’. Banda plenamente conjuntada con muchos momentos de gran brillo para saxo y acordeón, además de la afilada guitarra del propio, simpático y simpar Ben.

The Fuzillis

The Fuzillis también habían pasado recientemente por aquí y también habían hecho ya las delicias de Tobalina en alguna edición anterior. Volvieron a deleitarnos con muchas de las festivas canciones de sus dos últimos vinilos para Folc. Mis pies, destrozados por el agua y por muchos pisotones de entregados bailarines, se secaron y quedaron más magullados gracias a ellos. También nos quisieron joder las gargantas haciéndonos corear hasta la saciedad su grito de guerra, ¡Ungawa! Su “Grind a GoGo Vol. 2” sonó a todo trapo así como su reciente 7”, “Pickle Swap”. Pero todavía quedaba espacio para otro de los últimos fichajes de Folc. La banda de Hernani Bamms traía su tercer y muy reciente LP, “Shame On You” con temazos como esa joya que lo titula y con mucho sonido setentero entre Radio Birdman, Dr. Feelgood y Eddie & The Hot Rods. Por algo les gustan tanto a los hermanos Urchaga y por algo anduvieron por ahí haciendo el cafre y animando el cotarro. Algunos destellos más punk y otros power-pop como con la radiante ‘Our Time To Shine’. Y mira si brillaron para acabar una jornada y un festival con la única pena del chaparrón que impidió tocar a los también contagiosos Lie Detectors.

Bueno que no acabó ahí la cosa ya que a la mañana siguiente había sesión acústica a cargo de William (Los Brazos) en las piscinas y todavía estábamos varios centenares de cafres no queriendo dar por finalizado un fin de semana de esos que recuerdas mucho tiempo después. Sobre todo, al día siguiente, cuando te dan calambres en la cama después de dos noches apilados en la furgoneta y mal durmiendo, mal comiendo y bien bebiendo. Tengo las rodillas que no sé si son mías de tanto hacer el cabra y tengo agujetas hasta en las pestañas. Claro, es que no nos gusta perdernos nada. Por eso también disfrutamos con la gran voz, las buena guitarra y las magníficas historias de William tejidas con la historia del blues y del rock’n’roll con paradas en Screamin’ Jay Hawkins, Los Beatles, Allman Brothers o Aerosmith, entre bastantes perlas más. La emoción que le mete a su ‘The House Of Risin’ Sun’ también es de las que hacen afición. Pues eso, que me duele todo, sobre todo el higadillo, pero el año que viene aquí estaremos de vuelta porque la comunión que se crea también con el hospitalario pueblo y sus gentes es una gozada total. ¡Hasta la próxima!

Texto: Txema Mañeru

Fotos: Gorka Mirantes

 

 

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