La expectación para ver a Cordovas en su primera fecha de la gira española era bastante grande entre la comunidad de aficionados a las bandas de americana, aunque en la cola de entrada a la Sala Wolf también planeaban ciertas dudas sobre lo que sucedería encima del escenario una vez empezara el concierto porque la fama de imprevisibles los precede.
Lo que nadie podía presagiar es que Joe Firstman y sus secuaces elegirían el camino más serpenteante para llegar a ese lugar indeterminado que todos deseábamos. Más o menos, este fue el guion shakesperiano de la noche: empezaron con cuatro temas de su próximo álbum que nadie había escuchado con anterioridad, dejándonos fríos como la escarcha de la nevera. Luego encadenaron varios clásicos de su repertorio, como «Louisiana Hurricane» y «Rain On The Rail», pero con arreglos completamente distintos a los que nos tenían acostumbrados. De repente, incluyeron un solo espectacular del nuevo baterista. Se desataron con su vertiente latina a ritmo de «Somos Iguales».
Sin mediar palabra, se atrevieron con una sección improvisada con versiones de «Knockin’ on Heaven’s Door» y «Country Roads» (con un guiño a Toots and the Maytals). Como era evidente, hicieron cantar al respetable su himno «High Feeling» y cerraron con un Joe Firstman emocionado interpretando un tema al piano. Una vez más, Cordovas demostró que funciona en base a unas reglas no escritas y que tiene el don de sorprender con su propuesta musical, aunque a veces elija el camino menos evidente. No sé si esta actitud de outsiders les permitirá alcanzar la fama en mayúsculas que merecen (más allá de la comunidad de deadheads), pero nos garantiza muchas noches y muchos discos irrepetibles.
Texto: David Moreu
Fotos: Marina Tomás
Buenas, el último tema al piano que interpretó Joe era, ni más ni menos, que el Thunder Road de Springsteen. Totalmente de acuerdo con la crítica del concierto, imprevisibles….pero con buen oficio