Tras probar el slasher inspirado en La Matanza de Texas en X y el melodrama demente terrorífico y fantasioso en Pearl, el cineasta Ti West cierra la trilogía de culto hiper-protagonizada por Mia Goth con un thriller paranoico que busca reflejar la cosificación y humillación de las mujeres en un Hollywood sangriento y muy (muy) ochentero. Si en su anterior entrega -la mejor con diferencia- utilizaba El Mago De Oz como estigma y pesadilla, en esta nueva entrega la protagonista Maxxine tendrá que pelearse un papel en La puritana II, la secuela de la cinta de terror que todos quieren ver, disfrutar y hasta imitar mientras, de por medio, un asesino en serie sembrará el pánico en un oscuro y sórdido Los Ángeles infestado de pecadores y puritanos al uso. A través de la lujosa puesta en escena y con un llamativo reparto donde aparecen Elizabeth Debicki, Michelle Monaghan, Bobby Cannavale, Giancarlo Esposito y un icónico y excesivo Kevin Bacon, su director Ti West tira de todos los tópicos del cine de los 80, con laca y neones a topor, y donde sigue mirando a los clásicos para subvertirlos en un thriller desgraciadamente irregular pero con algunos momentos muy inspirados, como la genial escena que sucede en la casa de Norman Bates de la película Psicosis dentro de los Universal Studios.
Y es que Ti West y Mia Goth viven empeñados en redactar la otra cara de Hollywood aunque esta última entrega desaproveche su potencial y carezca del ingenio y la magia de las dos entregas anteriores.
MARTIN PAGE