Vaya trallazo de rock and roll clásico, mezclado con con southern rock y con algo de high energy australiano que se han marcado The Southern River Band. Sin duda, uno de los discos del año en cuanto a rock and roll más rotundo. Por algo Cal Kramer, su líder, asegura que “tanto los críticos como los fans han insinuado que DIY es el mejor disco de rock ‘n’ roll de los últimos 20 años, y una cosa es segura: definitivamente no es el peor”. Grandilocuencias y coñas al margen, el disco es muy bueno y por ello se han ganado elogios enormes de gente como Justin Hawkins de The Darkness.
Y es que sus canciones son potentes, pero a la vez no pierden en ningún momento cierto espíritu melódico. Citan entre sus influencias a ACDC (la sangre australiana tira), pero también a Stevie Ray Vaughan, y no estaría de más que sumaran a las mismas a Radio Birdman, Lynyrd Skynyrd, Bob Seger o The Saints. Porque todo eso y más es D.I.Y. . Eso sí, se quedan solo en ocho temas y solo un par de temas pasan de los cinco minutos, con lo que el disco es más bien corto. Teniendo en cuenta que Kramer asegura tener 15 o 20 temas más listos para grabar, no nos hubiera ido mal alguno más.
Pero lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y aquí es imposible estarse quieto con los riffs de «Vice City III» o «Stan Qualen», porque este también podríamos definirlo como disco de riffs, aunque no se peca de los habituales fuegos artificiales de los discos “de guitarrista”. La filigrana no es innecesaria, sino que aporta, y mucho. Por ponerles otro pero más que añadir a su duración, se podían haber estirado algo más en el diseño del disco compacto, un simple digipack con cero información. No todo iba a ser perfecto. Discón.
Eduardo Izquierdo