Para aquéllos que no estén familiarizados con el término, un “bric-à-brac” viene a ser más o menos la galaxia de cosas que se encuentran dentro de los límites de un puesto de mercadillo. Objetos que en algún momento fueron degradados a baratijas y ahora, desprovistos de su valor comercial, aparecen como un estrábico catálogo hasta que alguien las rescate de su condición de extravagancia. Obviamente, pueden ser cualquier cosa: desde ceniceros huérfanos a vajillas incompletas o búhos hechos con conchitas de mar. Y para Dani Nel.lo, también pueden ser un manojo de instrumentales con pátina y solera.
Cuenta el señor Nel.lo que la idea en este trabajo era presentar una serie heterodoxa de composiciones (nuevas, viejas, propias, adoptadas) con el único hilo conductor de ese sonido que casi tangible que emana de las grabaciones en el clásico formato “organ trio”. Y lo cierto es que, escuchando el disco, enseguida vienen a la mente los nombres de los grandes del género y sus contornos: Jimmy Smith, Lonnie Smith, Wes Montgomery… pero con la suculenta particularidad del saxo de Dani, quien encuentra brillantes réplicas a su discurso en los compañeros de expedición (a saber: Gerard Nieto al Hammond, Ramón Ángel Rey a la batería y Martín Burguez a la guitarra). Así, esas piezas de swing rumboso, jazz de cine negro y rock con toques de cóctel latino, que nacieron con vocación de baratija caprichosa, acaban mostrado un recobrado valor de pequeñas maravillas que hacen que la vida sea más llevadera.
FERMÍN GARCÍA