Galicia, en la esquina noroeste de la península, pilla lejos a casi todo el mundo. Carballo, una ciudad de 30000 habitantes en la esquina noroeste de Galicia, aún más. Tampoco se puede decir que sea la ciudad más bonita del mundo, no. Sin embargo, está a tiro de piedra de las maravillas de la Costa da Morte y es uno de esos lugares en los que, si los visitas con regularidad, las mejoras se notan a primera vista, tanto en lo práctico como en una actividad cultural de lo más interesante (teatro, fotografía, Conservatorio, actividad en la Biblioteca Municipal, Rockin’ Carballo…).
Y, sobre todo, en lo que nos interesa a los lectores de Ruta 66, es la cuna del Xiriapop, uno de los festivales de música más singulares de nuestro entorno. Uno duda de que, en esta época de uniformidad festivalera, eso sea un valor, pero es indiscutible que la personalidad del XiriaPop (Xiria, para los amigos), lo ha convertido en un pequeño reducto de amor por la música al que más de uno se ha hecho adicto con el tiempo, uno de esos festivales pequeños (sí, aquí pequeño es una palabra clave y hermosa), modesto pero orgulloso, en los que no te sientes maltratado ni explotado.
La receta, cocinada desde sus inicios con pasión, tozudez y bonhomía por Xabier Graña, es sencilla. Se celebra en septiembre, pasada ya la fiebre del verano, y en un recinto cerrado. Primero, en la Cervecería Dublín, ahora en el coqueto Casino 1889, locales en los que caben unas 300 personas y el artista está al alcance de la mano, el sonido te pega en todos los morros y el sudor está garantizado a poco que el grupo apriete. Y vaya grupos y solistas llevan apretando desde hace casi treinta años. Por allí han pasado Ben Vaughn, John Paul Keith, Geraint Watkins, Los Estanques, Billy Bremner, La Granja, The Bevis Frond, Los Tupper, Chris Wilson y Roy Loney en la misma edición, The Pirates, Barrence Whitfield, Bryan Estepa, Johnny Casino, Cooper, The Sunday Drivers, Los Chicos, Los Negativos, The Tripwires, Elephant Band…, y raro ha sido el que ha pegado un petardazo.
La línea parece clara: pop’n’roll de alta escuela, power pop con todos los matices posibles, rhythm’n’blues, psicodelia sixties y punk’n’roll melódico y una combinación de nombres consagrados en el mundo underground en el que se mueven estas escenas con descubrimientos que más de una vez acaban por convertirse en nuevos favoritos. Este año, entre lo que ya conocemos, hay apuestas infalibles, como la reunión de The Stems, leyenda australiana del garaje más powerpopero comandada por el gran Dom Mariani, o The Bo Derek’s, el fulminante combo de Óscar Avendaño, una garantía de baile y sudor ritmanblusero. Artesano del mejor pop clásico, Pablo Solo repite, esta vez con banda, como el otro Pablo del cartel, Pablo Leira, un ferrolano, exquisito guitarrista, que parece haberse criado en Laurel Canyon. Entre los menos conocidos, al menos antes de verlos en el cartel, los muy británicos Holiday Ghosts aportarán su vibrante pop indie de guitarras revoltosas y voz femenina, una definición en la que también encajan los valencianos Carolina Otero & The Someone Elses, con el añadido de sus muy interesantes letras. Desde Euskadi llegan Eh, Mertxe!, la rocanrolera cuota punk, y los gallegos Lunamotos ponen el fuzz y el órgano apadrinados por Juanito Wau, por si hiciera dar pistas.
Para redondear la oferta, se presentarán los libros de dos de los protagonistas musicales. Carolina Otero dará a conocer su poemario La canción de la chica cheiw, y Óscar Avendaño Lo tengo en vinilo, la historia de su vida a través de sus discos. Por su parte, Óscar Caamaño será el protagonista de una exposición de parte de las fotos que aparecen en su libro Desde mi punto de vista, colección de instantáneas de conciertos tomadas a pie de escenario. Todo esto, más la sesión vermut a cargo de Jacinto Martos (Pepsi & The Clits), por unos imbatibles ¡20€! Sí, ya, Carballo pilla un poco lejos, pero ¿hay quién de más por menos?
Texto: Carlos Rego
Video Resumen 2022: Juanpa Ameneiros