Va a empezar el concierto, e instantes antes de que la banda comparezca sobre el escenario, suena “Here Comes de Sun”, en versión de James Last. Una introducción oportuna, ya que seguramente, los Beatles se cuenten entre las primeras fuentes de Xoel López. Sin ir más lejos, la impronta de “Here Comes The Sun” es notoria en “Por el Viejo Barrio”, uno de los temas de “Atlántico” que sonará esta noche.
Es más, con sus gafas y su pelo cano, a ratos, Xoel parece una versión juvenil de Ringo Starr. Escuchar a este músico descomunal es perderse en un laberinto infinito de influencias, que irán asomando aquí y allá, a medida que la velada avance. Yo, en algún momento, y más allá de los constantes homenajes a latinoamericana, juraría haber oído ecos de Billy Bragg, de Badly Drawn Boy, de Keane, de Aztec Camera….
El repertorio arranca con las primeras dos canciones de “Caldo Espírito”, último larga duración, lanzado en 2023, que será el protagonista absoluto del pase. Con un sonido cuidadísimo y una voz impecable, el cantante y su banda de acompañamiento (dos vientos, bajo, batería, guitarra y teclados) interpretan “Albatros” y Salitre y Humo”. Todos visten traje, y mediado el concierto, Xoel explicará por qué: “cuando vivía en la República Dominicana, veía que Juan Luís Guerra actuaba con pantalones largos y chaqueta a pesar del calor, así que si él podía, ¿por qué yo no? La indumentaria que llevamos esta noche demuestra nuestra pasión por la música, y nuestro compromiso con el espectáculo”.
No hace ninguna falta que lo diga. Vive su oficio con tanta pasión, que en directo resulta ser todo un performer. Derrocha confianza, entusiasmo y alegría, espolea, lidera y contagia a su banda, no para de bailar e interactuar con sus músicos, y así, es imposible que su equipo le falle o que sus recitales aburran. Qué bueno que alguien que ama tanto lo que hace se pueda dedicar a ello, y defenderlo allá a donde va. Tanto cree en los músicos que lo acompañan, que altera el final de “Por el Viejo Barrio” y anuncia que, sin acompañamiento instrumental, quiere que podamos oír lo bien que hacen los coros.
A partir de “Si Mi Rayo Te Alcanzara”, empieza a hablarle al público entre tema y tema (algo que yo también agradezco), y repite algo que ya anunció en redes: esta noche el concierto será largo. A diferencia de lo que ocurre en festivales, donde apenas dispone de sesenta minutos, hoy podrá brindarnos temas que nunca puede incluir en el repertorio, como “Ochomil” o “El Amor Valiente”, que es especialmente larga. El pase continúa entre referencias a Machado o a Serrat. Cuando Xoel alude a Machado y a su famoso verso, “monotonía de lluvia tras los cristales”, incluido en el poema “Recuerdo Infantil”, comenta que no era capaz de entenderlo cuando lo aprendió en la escuela en Coruña, situada frente a la playa, pero que nada cae en saco roto, y que ahora es un gran fan del autor de “Cantares y Proverbios”.
Con un artista tan ecléctico como éste, hay espacio para el tecno en “Faneca Brava”, para la copla cuando interpreta “Quemas” a pelo, solo en el escenario con su eléctrica como Billy Bragg, y por supuesto para el merengue o a la bachata, especialmente cuando da rienda suelta a su veneración por José Luis Guerra con una versión fiel de “Ojalá Que Llueva Café”. La historia de Santiago Auserón se repite: un músico español que empieza bebiendo de fuentes anglosajonas acaba cruzando el Atlántico y reivindicando sin complejos los mil caminos de ida y vuelta entre la península y Latinoamérica.
El show va concluyendo de la mano de “A Serea e o Mariñeiro”, de “Elevarte Caer”, de “Fort Da”, de alguna cosa de Deluxe, y de “Glaciar”.
Como traca final, Xoel pide que el público haga la conga más grande de todo el verano, y la gente responde sin dudarlo, bailando y formando la hilera más larga que he visto nunca en un concierto. El grupo ya no tocará, pero suena, atronadora, a modo de epílogo, “La Espina de la Flor en tu Costado – III”, que Xoel grabó con Galician Army, y que ahora baila sobre el escenario, abrazado a sus músicos.
El público se dirige hacia la salida en volandas, elevado por el hipnótico tema, saciado y borracho de música por lo que acaba de presenciar. Otros tendrán a Paul Simon, a Rubén Blades o a Rufus Wainwright. Nosotros tenemos a Xoel López. Y que sea por mucho tiempo.
Texto y fotos: Alex Fernández de Castro