Superchunk siempre, pero siempre, ponen de buen humor
No he perdido la cuenta pero Superchunk, junto a Entombed, es uno de esos grupos que más veces he visto en directo, y sin duda, la razón es porque nunca fallan.
De hecho, el título de esta crónica es una frase que Veronica Lake le espeta en un momento dado a Joel Mcrea en la clásica comedia de enredo Los viajes de Sullivan de Preston Sturges. Muchos criticarán la zona de confort donde siempre se mueve el pequeño orgullo de Chapel Hill.
Ese indie rock energético de cero languidez y con las pulsaciones siempre altas, lo suyo es como asistir a un re-enacting del Singles Going Steady de los Buzzcocks aliñado con la dicción slacker del indie pop de Fliying Nun, un apabullante riffarama para corear y bailar sin grandilocuencias de estadio. Además desde su regreso con Majesty Shreedding en 2010 su producción discográfica no tiene nada que envidiar a sus mejores momentos del pasado, jamás han perdido el pulso y el olfato melódico.
En un sala pequeña y de buen sonido, una asignatura que parecen dejarse festivales y muchas salas como asignatura pendiente, devuelve la fe al mero disfrute y olvidarnos de eso que llaman experiencia, ese eterno sarao en el que desgraciadamente se está convirtiendo la música en directo. Relegada a ser mera música de fondo para photocalls. Pero vayamos al lío, los de Chapell Hill asaltan el escenario con un repertorio que irá picando por todas partes de su discografía que no escatima en el alto voltaje emocional y una apabullante urgencia a la hora de interpretar las canciones en directo.
Abrieron con “Why do have…” y “Dating Ticket” de Foolish, del que más tocarían, “Driveway To Driveway” seguida de “Crossed Wires” de su álbum de regreso Majesty Shredding, “On The Floor” e “If You’re Not Dark” de su último álbum. Citas a On The Mouth cómo “Seed Toss” y “From The Curve” todas ellas con el match de intensidad al rojo, una intensidad de carácter puramente físico no porque toquen ni especialmente alto ni rápido.
No pasan los años por Mac y los suyos, y sus nuevos miembros, la batería Laura King y la bajista Betsy Wright se acoplan a la perfección de esta unidad de asalto de puro optimismo pop. Aunque el batería Jon Wurster y la bajista Laura Balance siguen grabando en estudio en los nuevos discos, Laura retirada de los escenarios debido a la hiperacusia que sufre, una hipersensibilidad al ruido que por lo menos no le ha alejado del estudio.
Sin parones a lo largo de todo el concierto, todo un blitzkrieg o una colleja que te recuerda que por mucho que se intelectualice, su fórmula es simple pero no al alcance de cualquiera, hay millones pero casi ninguno sin su toque, como el de Mike Tyson cuando golpeaba. Porque tras el final del concierto salieron para rematar con un un bis de seis canciones seguidas de sopetón, empezando por “Like A Fool” pasando por “100.000 Fireflies” de Magnetic Fields, “Hyper Enough”. Lo suyo es como una proyección humana de la máquina del movimiento perpetuo, todavía por inventar así que Superchunk se confirma como el modelo piloto de esta.
Texto: Iván López Navarro
Fotos: Philamonjaro