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Julieta Venegas – Festival de la Porta Ferrada Sant Feliu de Guixols (Girona)

Hoy a Julieta Vengas se le acumula la competencia: no sólo lucha contra la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos, que tiene lugar en un París lejano y lluvioso, sino contra Tom Jones, que también actúa esta velada de pleno verano y temperatura perfecta en el otro extremo de Sant Feliu de Guixols, también en el marco del Festival de Porta Ferrada.

El pase arranca con “Dime La Verdad”, que interpreta sentada al piano, y con “Caminar Sola”, que contiene muchos de los temas recurrentes en la obra de esta mujer inquieta y trotamundos: la ruptura, la reconstrucción, el miedo y su superación: “La ley del más fuerte / aquí viene a mandar / así me enseñaron y así lo acepté / hoy toca borrarlo / y volver a aprender”.  Para interpretar “Bien o Mal” se cuelga el acordeón por primera vez, y nos hace viajar a Tijuana, donde pasó su niñez, antes de dar un primer salto al DF. Esta canción no sólo es autobiográfica por su letra, sino también porque aúna, como la propia Venegas, la música latina con la occidental, en este caso la cumbia con un beat disco. Como ella misma ha explicado muchas veces, creció absorbiendo todo tipo de música, la mejicana que escuchaban sus padres y la anglosajona que traía ella a casa, y que durante años prefirió a la latinoamericana. A continuación suena “Algo Está Cambiando”, de marcado acento funk, y “La Nostalgia”.

Escuchar a Julieta Venegas es reencontrarse con algunos tótems de la música latinoamericana (como Charly García o Juan Gabriel), o descubrir a artistas menos conocidos, como el poeta chileno Raúl Zurita, uno de cuyos poemas inspiró el tema “En Tu Orilla”. En el caso de Venegas, unas y otras fuentes acaban desembocando en el mismo lugar: si reivindica a Juan Gabriel es para hablar del despecho, y afirmar que después del desamor no queda otra que recuperar el amor propio; si nos descubre a Zurita, es a través de un poema en el que alguien aspira a ocupar algún lugar en el recuerdo de un antiguo amor. Esta noche, ella es la única que viste de rojo. Los tres músicos que la acompañan van de blanco: el batería Panky Malissia, el guitarrista Joaco Taba y la bajista, la argentina Belén López, que parece una reencarnación porteña de Björk.

Hacia el final del concierto suenan los grandes éxitos, que levantan a la gente de sus asientos: una versión muy disco de “Eres Para Mí”, otra de “Lento” para mí demasiado alterada por los sintetizadores, “Me Voy”, y “El Presente”, en clave ska. Para los bises, vuelve a colgarse el acordeón, y arranca con una intro instrumental de “Oleada” que parece puro Astor Piazzolla, y que refleja otra de sus constantes vitales: la necesidad de moverse, primero desde Tijuana a la capital de Méjico, luego a Buenos Aires, y siempre, hasta que las fuerzas le respondan, de gira a cualquier lugar: “No quisiera detener / Esta oleada que me lleva /A dónde no lo sé / Y nadie ahí me conocerá / Pero no tengo miedo”

Acaban los últimos acordes de ”Limón y Sal”,  y mientras me dirijo a la salida pienso en la letra de “Original”, que también ha sonado esta noche. Cuando la ha presentado, Venegas ha dicho que en la música ya está todo dicho mil veces, y se ha preguntado si es posible, a pesar de todo, ser original. Quizá la originalidad de esta artista mejicana, afincada en Argentina, radica en su capacidad de síntesis y de memoria, de honrar en cada canción a cada una de las personas o canciones que la marcaron: “Lo que siento, es original / Lo que somos, es original / lo que cantes es original / Si te miro, es original, muy original”.

Texto: Alex Fernández de Castro  

Fotos: Xavier Casas

 

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