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Festival Sinsal SON Estrella Galicia – Isla de San Simón (Vigo)

 

Will Butler & Sister Squeres

Tienes tu boda preparada desde hace meses pero, de repente, llega una oferta para participar en una de las tres jornadas del Festival Sinsal, concretamente la del sábado. No hay mucho tiempo para pensarlo pero tampoco hace falta. La boda se adelanta dos días, a un jueves, y al menos unas horas de la luna de miel las pasarás en un escenario de la isla de San Simón junto a tu pareja dando un concierto para parte de las 800 personas que han pagado su entrada. Tu grupo se llama Unsafe Space Garden y ofreces el espectáculo más inclasificable del Festival, entre Os Mutantes y Frank Zappa. Cuando acabas, uno de los directores del certamen sube al escenario y te hace entrega de una figura de la emblemática cerámica gallega de Sargadelos. Todo un detalle, pero nada comparable como lo de adelantar tu boda.

Unsafe Space Garden

¿Qué es lo que consigue que dos músicos decidan hacer algo así, impensable para otras personas? Pues Sinsal. Un reclamo que equivale a un festival que se preocupa por descubrir a artistas de varios continentes -en este caso 26, de 15 países- que en su mayoría nunca han tocado antes en España. El de un festival que tiene uno de sus elementos más diferenciadores en el hecho de revelar su cartel solo cuando los barcos dejan al público en el embarcadero. El de un festival que agota sus abonos en pocas horas a pesar de no saber quién tocará. El de un festival que cuenta con un escenario silencioso en el que se pide al público que no hable mientras tienen lugar los conciertos. El de un festival que programa actividades paralelas tan interesantes como la grabación in situ en un cilindro fonográfico de cera igual al que se empezó a utilizar en San Francisco allá por 1889 o actuaciones en el cementerio de la isla. El de un festival que lo dedican sus organizadores a un amigo muerto hace poco y que toma como lema su frase más celebrada: “Que el rock’n’roll ilumine tu corazón”.

Goat

Pero también el de un festival que se desarrolla en una isla que ha sido campo de concentración, lazareto y orfanato. El de un festival que tiene la entrada limitada a 800 asistentes cada día para que todos se sientan cómodos. El de un festival que tiene precios asequibles en las bebidas y puestos de comidas casi gourmet. El de un festival sin papeleras con un puesto específico para recoger los desperdicios y los platos y vasos usados. El de un festival que cuida a su público y les brinda auténticas epifanías. Y, por supuesto, el paraje incomparable de una isla (más bien dos, unidas por un puente) en medio de una de las rías gallegas más cautivadoras.

Si Unsafe Space Garden resultó ser en el 2024 una propuesta sorprendente y casi delirante, no menos asombrosos se revelaron Orquestra Tout Puissant Marcel Duchamp, con cada uno de sus doce miembros como salido de una formación distinta y colisionando en algún lugar del Mediterráneo, entre África y el país en el que se han encontrado, Suiza. Insólito fue lo de los japoneses Goat, entre el krautrock, el free jazz y el minimalismo. Y también inesperado resultó el recital percusivo del iraní Mohammad Reza Mortazavi o la improvisación de un tema inédito por parte de la palestina Haya Zaatry, con la colaboración del público que clamaba “Free Palestine” desde que compareció en su escenario.

El momento más pop y contagioso de esta edición lo puso un ex Arcade Fire, el canadiense Will Butler, quien junto a su nueva banda Sister Squares marcó un clímax continuo del que no se bajó desde el primer minuto. Bailable resultó el pase de los colombianos-británicos Mestizo, incluso sin mostrar toda la energía que se intuye podrían conseguir con su mezcla. Igualmente festivo fue el pase de Lapili, con paradas en los ritmos urbanos más actuales, el kouduro o el afrohouse. Y, especialmente, el de las dos propuestas africanas que cerraron el escenario Buxos el sábado y el domingo: Aunty Rayzor, desde Nigeria, y Kabeaushé, desde Kenia, con ambos bajando de las tablas y entremezclados con el público la mayor parte de sus respectivas actuaciones.

Maestro Espada

Mucho más recogida resultó, por su parte, la actuación de la danesa Clarissa Connelly, quien salió cantando a pulmón entre el público, con la ría de fondo, la mejor atmósfera para imbuirse de su sonido new age. Así fue también el pase de la de la japonesa Ichiko Aoba, en el mismo escenario Santo Antón, o el del brasileño Sessa, con su bossa nova psicodélica inaugurando el escenario San Simón.

Fantasmage

Como siempre, además de los lusos Unsafe Space Garden, hubo espacio para otras propuestas llegadas del país vecino, como las de Maria Reis o Glockenwise, de bandas gallegas como Isius, o para descubrir propuestas más que interesantes, como la de Maestro Espada (con Raúl Frutos de Crudo Pimento a la batería) con su acercamiento al folklore murciano. Y, por último, en esta ocasión hubo también lugar para el garage-punk-rock, con Prison Affair o los vigueses Fantasmage, quienes comparecían de nuevo después de 10 años para redondear la decimocuarta edición de Sinsal. Lo suyo no tenía que ver con una boda o una luna de miel, como la de los mencionados al inicio, pero sí representaba una fructífera y anhelada reunión -casi- en casa.

 

Texto y fotos: Xavier Valiño

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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