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Bourbon – Jardines Palacio de Orleans (Sanlúcar de Barrameda)

 

Cuando entras en un recinto y te dan una preciosa entrada de papel duro, como las de antes (soy consciente que esto suena carca del copón, pero, ¿qué le vamos a hacer? algunos las echamos de menos) y luego oyes a Alvin Lee, seguido por Buddy Miles, se refuerza la intuición de que vas a presenciar algo muy especial, hasta volverse casi una certeza absoluta.

Todo lo que concierne a Bourbon parece estar cuidado y minuciosamente seleccionado hasta el más mínimo detalle. Arreglos, composición, letras, diseño… ¡todo! Estamos ante una banda que, aparte de tener un nivel técnico estratosférico, destila pasión por los cuatro costados y son totalmente fieles a su esencia y a su visión, anteponiéndolas a posibles laureles comerciales y a llegar a un público más amplio. Música para freaks de la música hecha por freaks de la música, cuándo y cómo quieren. El que tenga alguna pega que se aparte.

Además de las virtudes mencionadas, sabes que una banda está en su apogeo cuando los ves en directo y te clavan su último trabajo entero. Sus anteriores tres álbumes son excelentes y este no podía ser menos. Ya hasta da pereza tratar de medirlos entre ellos, ¿para qué? Lo suyo es pegarte un buen viaje y escucharte los cuatro seguidos; no tienen nada que ver y todos superan el notable alto. El único denominador común es el sabor a Bourbon en los cuatro cócteles. Un sabor que en el escenario es como mejor se puede paladear, y se elabora con la atronadora base rítmica de Álvaro y Juanma, la personalísima y emocionante voz de Raúl y ¡esas guitarras! Y lo digo en plural porque, a pesar de que el sonido sale de un solo instrumento, eso parece una orquesta.

La forma de manejar los pedales de Raúl es magistral. Por favor que no os venga a la mente The Edge. Estamos hablando de un guitarrista. Mejor imaginaros que a Rory Gallagher le hubiera dado por usar efectos, por mencionar a otro irlandés, pero en este caso a uno importante. Esas preciosas armonías vocales de Álvaro y Raúl (como solo los hermanos saben hacerlo), esa poesía oscura y bella que puebla casi todas sus composiciones, con Raúl escupiendo cada palabra como si fuera la última que va a pronunciar…en fin, que hay muuuuucho aquí para paladear.

Como ya he mencionado, la primera parte del concierto consistió en la presentación de su último álbum, Bourbon, al completo. El disco a muchos se nos hace muy corto (lo cual para nada tiene por qué ser negativo). El propio Raúl bromeó antes de tocar el último tema que a él también se le había hecho corto. Pero la cosa no se iba a quedar ahí, por supuesto, y nos agasajaron con temas de sus otros tres trabajos, como «Devastación» y «Fuentevieja» de los álbumes homónimos y «Johnny Ha Vuelto Al Barrio» de su primer trabajo, Fango. No se me ocurre otra manera mejor de celebrar un domingo que ver a tres músicos  compenetrados hasta el tuétano y sonando como un ejército en el marco incomparable de los jardines del Palacio de Orleans.

Sé que algunos prefieren otro tipo de celebraciones dominicales, de esas en las que te echan una chapa y te dan una hostia al final. Yo, aún siendo cervecero, me quedo con Bourbon.

Texto y fotos: Javier H. Ayensa

 

 

 

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