Sorprende la capacidad de Richard Hawley para agarrarse a un estilo que lleva practicando desde hace más de dos décadas, darle su propia personalidad y, a cada disco, realizar las adaptaciones necesarias para no repetirse demasiado, pero al mismo tiempo no tantas como para no resultar reconocible. En su nuevo disco seguimos encontrando ecos a Roy Orbison pero también a Duane Eddy, Buddy Holly, Rick Nelson o Dion. Su voz de barítono sigue marcando la hoja de ruta pero se adapta a temas más ligeros («Prims in Jeans») y también más crudos («Two for his Heels»). El Hawley más acogedor se manifiesta en «Heavy Rain», el más crepuscular lo hace en «Hear that Lonesome Whistle Blow», y el más romántico en «When the Lights Go Out». Quizás en este y en sus últimos discos se echan en falta canciones tan memorables como las que nos entregó en sus cinco primeros trabajos, pero el espíritu y la invocación al pasado siguen ahí. La casa se hace vieja pero sus puertas siguen abiertas y se muestra tan acogedora como siempre.
FIDEL OLTRA