Tras cuatro años en los que las propuestas personales —muy recomendable la de Alex Edkins como Weird Nightmare (2022)— han aparcado el proyecto original, el trío canadiense regresa con ocho nuevas canciones urgentes y rabiosas. Algo más de media hora en la que se hace reconocible su sonido ruidoso y arrollador. Ritmos machacones y distorsiones de guitarras, que se muestra aquí en su versión más radiante y melódica, junto a una voz rasgada y cruda que ruge en explosiva emoción… al frente de unas canciones que se adentran por nuevas sendas. Los más de seis minutos de la inicial «No Reservation/Love Comes Crashing» muestran atmosferas etéreas y oscuras incluidos violines por parte de Owen Pallett. Hay psicodelia: roquera en «Glass Eye» y lisérgica en «Superior Mirage», ruidosos y ocultos delirios punk, «Never Still Again», y hard-pop, «99». Hasta sorprendente tenebrismo pospunk, «Light Your Way Home», para cerrar un disco intenso, desbordante en matices y cargado de feroz y sucia energía.
CANCHO