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Pixies – Noches del Botánico (Madrid)

 

Algunos artistas pueden visitarnos tantas veces como deseen, ya que siempre valdrá la pena verles tocar en directo. Por supuesto, es el caso de los de Boston. La excusa no es demasiado novedosa; simplemente, disfrutar de su amplia nómina de viejas, excelentes canciones y, de paso, catar algunas de las pertenecientes a su próximo trabajo The Night The Zombies Came, a editar el próximo 25 de octubre.

Su primer disco con la nueva bajista, Emma Richardson, (quien estuvo impecable, por cierto), tras la reciente salida de Paz Lenchantin. Del nuevo trabajo sonaron «Vegas Suite» y la recientemente estrenada «Chicken», ambas pasando el corte con buena nota.

Pero lo que nos volvió locos fue ese repertorio que es banda sonora de nuestras vidas. Canciones ligadas a momentos y emociones vividas y que por ello, calan hondo y dibujan sonrisas.

En particular, los nada menos que once acercamientos a Doolittle, esa obra maestra impoluta del rock del final de siglo pasado. Empezaron con tres del mencionado segundo elepé: «Gouge Away», «Wave of Mutilation» y «Monkey Gone to Heaven», ahí es nada. Después acometieron «Cactus», la favorita de su fan más ilustre, Bowie, perteneciente a su otra obra maestra, Surfer Rosa. Cuando se cuenta con decenas de hits emocionales de tal calibre, no hay necesidad de guardarse nada. De ahí que a las primeras de cambio despacharan «Hey» y «My Velouria». Todas ellas con un Black Francis que, aunque tiene la voz más rugosa que cuando era un barbilampiño (faltaría más), mantiene una capacidad vocal superlativa.

El ritmo a remolque del gran David Lovering anunciaba otro gran clásico, «Bone Machine», dejando para el cierre las esperadas «Where is My Mind» y una «Debaser» final arrolladora. Y si hemos alabado a los Francis, Lovering y Richardson, no podíamos olvidarnos de Joey Santiago. Un verdadero órfebre a las seis cuerdas, dotado de una ductilidad y una inventiva catedralicias. Sus embestidas en «Vamos» o su intuición melódica, vistiendo el pop redondo de «Here Comes Your Man», son prueba de ello.

Y en cuanto a las canciones de menor alcance en términos de hit, pero de necesaria adición para los más fans, la selección fue también excelente. «The Happening», «Ana», «All Over The World», «Alec Eiffel», «The Navajo Know», «The Sad Punk»… son cortes rebosantes de ese material misterioso y extraño que envuelve sus dos últimos discos de la primera etapa. Es algo que se les achaca, la falta de weirdness en sus discos recientes; pero en directo se soluciona así, revisitando Bossanova o Trompe Le Monde a conveniencia, poniendo la guinda a tan suculento pastel.

Se les vio motivados, en parte por la simbiosis creada con su público, en parte porque atraviesan un gran momento de forma. Y de ello salimos beneficiados unos pocos cientos de afortunados que, a buen seguro, no desaprovecharemos la oportunidad de volver a verles en cuanto tengamos ocasión.

 

Texto: Daniel González

Fotos: Salomé Sagüillo

One Comment

  1. M Alberto García Pérez

    No hay Pixies sin Kim Deal, lo siento

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