Con su anterior disco ya apuntaron alto. Moment Of Truth era (y es) un fantástico disco que mostraba una banda inusualmente fresca para los que uno se encuentra en el mundo del americana y el southern rock, los dos géneros que más podemos asociar a los de Alabama. Su «Wondering Why», además, funcionó de lujo en los charts y las emisoras de radio, cosa que les hizo fichar por una major como RCA. Y el 26 de julio, ya con ellos, ponían en circulación un segundo disco que, aunque pueda parecer imposible, supera con creces el primero y que, de los dos géneros citados, los acerca más al southern que al americana.
Es Made By These Moments un album completísimo, con composiciones de alto nivel, con Brandon Coleman cantando como los grandes y con las guitarras de Drew Nix luciendo espléndidas. Equilibrando perfectamente los temas más rotundos como «Wasting Time» o «Ramblin» donde parece que Chuck Berry haya subido de los infiernos para enrolarse en un grupo de sureño, con temas resultones entre el góspel y el hillbilly cual bastarda unión de The Dead South y Creedence Clearwater Revival («On My Knees»). Pero también brillan en baladones como «I’m Still Fine», «Wanna Be Loved», «Drowning» o «No One Else Like Me» o en medios tiempos como «Devil In My Ear». Empiezan a mirar por encima del hombro a muchos, aviso ¿Maldición del segundo disco? No way, man.
Eduardo Izquierdo