Hace un año y pico supimos que Jon Langford tenía un nuevo proyecto, The Bright Shiners, junto a Tamineh Gueramy, Alice Spencer y su colaborador habitual John Szymanski, cuyo fruto es ahora este primer larga duración, Where It Really Starts. Larga duración por usar terminología clásica, pues el álbum se queda en la media hora justa, pero -y esto es lo más remarcable- sin un solo segundo que no sea maravilloso.
Con su sólida, personalísima voz -y dicción- comandando sin descanso, las canciones del disco son puro pop de guitarras y folk de cottage con chimenea; melodías y armonías que fluyen a base de acústicas, mellotrón, violín, piano y varias percusiones que son una auténtica caricia. Una colección de instrumentos en favor de un cierto minimalismo, que entronca con la génesis de su carrera, en las filas de aquel colectivo conocido como The Mekons, cuyo post punk se alió posteriormente con el country y el folk para ofrecer una de las propuestas británicas más insólitas de la segunda mitad de los setenta, y en adelante.
Y es que pese a haber militado y/o formado parte de infinidad de proyectos, Langford nunca ha perdido su sorna y su espíritu crítico. Hasta en un disco a priori tan bucólico como el que nos ocupa, es capaz de establecer una relación tan insólita como la de Discarded, en la que, según explicaba recientemente, “estaba tratando de comparar una ruptura con el cierre de la British Steel en Newport en 1976 (…) Es una canción de ruptura de relaciones laborales”. Genio y figura.
En cualquier caso, Where It Really Starts es uno de los discos más bonitos que van ustedes a poder escuchar este año. Desde la inicial «For The Queen Of Hearts», que marca el tempo y el tono que seguirá hasta el final, hasta piezas tan conseguidas como la melancólica «Seahouses» o la cuasi infantil «Tell Me Your Story» (reminiscente de aquel proyecto para niños llamado Wee Hairy Beasties), todo invita al disfrute relajado, a la contemplación vespertina. Casi dan ganas, cuando termina el álbum tras una primera escucha, de buscar una mecedora, aprender a fumar en pipa e invitar a los parroquianos a otra ronda de tostada mientras le damos al play de nuevo. También cabrá esperar para ver si estos Bright Shiners tienen más recorrido inmediato a partir de aquí, o si Jon volverá a Skull Orchard, Pine Valley Cosmonauts, The Men of Gwent o cualquier otro de los cien mil tinglados en los que siempre anda metido. Sea lo que sea, tratándose de él, bienvenido será.
Eloy Pérez