La resistencia bluesera es firme e incombustible. Al margen de cualquier moda y con la fidelidad a los sonidos de raíz como única bandera, no podemos más que descubrirnos ante el empeño de bandas como la de Pere Peiró y sus chicos por rescatar y revivir el mejor blues de Chicago. Con ese cálido y estupendo aroma a años cincuenta y sostenidas en todo momento por la maravillosa armónica de Jorge Gener, los valencianos ofrecen en su segundo disco, con producción de Mike Mariconda, seis canciones de inusitada elegancia. Las composiciones propias, «Let Me a Train Fare», «My Blame» y la instrumental «Look-a-Here», que podría tener algo de homenaje a Ramsey Lewis, dialogan con absoluta naturalidad con las tres versiones recuperadas para la ocasión, el clásico «Baby, Please Don’t Go» de Big Joe Williams, «Natural Born Lover», de Jimmy Reed y la exquisita «Sloopy Drunk» de Jimmy Rodgers, que no puede sonar mejor en manos de los levantinos. Cortos son los puentes entre el Mississippi y el Turia.
MIGUEL SÁEZ MARTÍN