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La Paloma – Paral·lel 62 (Barcelona)

 

Cuando los chicos de La Paloma tuvieron una idea en aquel 2020, pudo ser triste en un inicio, pero con el tiempo se ha destapado como el detonante de muchas alegrías. La más reciente, atiborrando Paral·lel 62 en pleno centro de Barcelona. El trío madrileño asalta cualquier escenario sin titubeo, demostrando el poder de la intención, el mismo que contienen sus composiciones. Sobre las tablas se convierten en cuatro piezas para completar el puzzle, pero la energía que el público les lanza es lo que da color a su paisaje sonoro.

Ante su público, estos chicos explotan en directo, son combustión espontánea, efervescencia controlada, muy lejos de perder las formas o la educación. La melodía cabalga veloz sobre el ritmo al tiempo que se calientan las válvulas de los amplificadores. La fórmula –que probablemente ni siquiera ellos saben explicar– les funciona bien: con espectáculos como éste, uno recupera la fe en que hay toda una juventud generacional ahí fuera, devota del rock guitarrero. Chicos y chicas que –en su mayoría– guardan el teléfono móvil en el bolsillo para saltar y sudar en el pogo, o cantar manos al hombro de sus colegas sin importar que la cerveza derramada salpique su camiseta. Si los nacidos a finales de los noventa y primeros de los dos mil son la generación de internet y las redes sociales, al público presente en Paral·lel 62, eso les importa poco. Al menos, saben dejarlo para más tarde y no perderse el momento. Digno de admirar. Que n’aprenguin.

Con un EP y un elepé, y el reciente single «La edad que tengo», les sobra para un repertorio plagado de precoces himnos en un rápido recital de apenas una hora. Uno tiene la sensación de que podría nombrar highlights pero sería algo parecido a recitar los títulos de todas sus canciones, una por una. Puede que haya una intención triste en su propuesta, incluso melancólica, pero el poso que deja es más bien agradable. Muy agradable, y ya tiene mérito tratándose de un grupo con nombre de ave rudimentaria. Los referentes se perciben claros y presentes sin que el plan deje de resultar fresco y auténtico. Puede que su álbum debut, editado también con La Castanya, se titule Todavía no. Pero por lo visto en su directo del pasado sábado, y de tantos otros que llevan acumulando, bien podría haberse llamado Ahora sí. Si alguien quiere que le vuelva a explicar lo que ha pasado, mejor no se pierda el momento que están viviendo estos chicos o alguno de sus directos. Como no se lo perdieron las chicas de Shego, con quienes compartieron escenario en esta última tonada. Ni las catalanas Primer Infant, encargadas de estrenar una velada acertadamente organizada por la cooperativa L’Afluent. Otra más.

 

Texto y fotos: Borja Figuerola

 

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