El cantante de origen venezolano y nacionalidad estadounidense, regresó a la capital tres años después de su última visita, y por lo que sugieren las nuevas canciones presentadas esta noche -las que forman parte de Flying Wig (Mexican Summer 2023)- en un marco más adecuado que la habitual sala de conciertos, aunque el ciclópeo y contemporáneo recinto de impecable sonido pudiera, por momentos, resultar frío por su exagerada monumentalidad.
Bien repartido por el amplio escenario, el quinteto comenzó a tocar cristalinos y atmosféricos sonidos sombríos y delicados del citado disco, inspirado en los haikus del escritor japonés Kobayasi Isaa (1763-1827). Así sonaron “Twin” o “Sirens” que acertadamente se alternaron como necesario contrapunto con cancionero anterior en el que los simulados y detallistas ecos de la naturaleza aportaron necesario color festivo como también “Nun” otra de las canciones a estrenar.
Todo fluía según lo programado, hasta que Banhart comenzó su propio show, y a soltarse presentando a la banda, no en relación al instrumento que tocaban, sino a su origen y al nivel de uso del castellano… y ya no hubo quien le parase, comentando con su irónico misticismo que la canciones que iban a tocar formaban parte de tres grupos: antiguas, las que el público quisiera (las sabemos todas dijo risueño) y las futuras. Con respecto a las últimas, hubo un par de momentos que entre canciones improvisó junto a su guitarrista esbozadas melodías de voz tarareadas…
…para devenir en el segundo tramo de actuación en una especie de vodevil en el que el protagonista alternó canciones más atrevidas de su repertorio entre diálogos y marcianas reflexiones con el público… y su propia banda. Medio en serio, medio en broma, la noche paso de lo íntimo y solemne a lo extravagante y divertido, contexto en el que canciones como “Mi negrita” o “Kantore Ongaku” encajaban a la perfección.
Así hasta el último tramo de la actuación, que se convirtió en un improvisado -o eso parecía- juego de versiones imposibles, o fragmentos de ellas que se mezclaban en ocasiones con las originales del extrovertido protagonista. “Let for ever me” de los Chemical Brothers o “Don’t tell me” de Madonna mezclada con al menos un par mas de reconocibles estribillos de la rubia diva… y ‘revirar’ disparatado hacia la opereta final “Fig in Leather”, con el texano en plan crooner posturón o reinona dance, revoloteando micro en mano arriba y abajo del holgado escenario, para despedirse con “Carmensita” en plan cumbia metafísica… genial, pero ¡como para tenerle de compañero de piso! dijo atinadamente alguien al salir.
Texto: Cancho
Fotos: Marina Tomás (Barcelona, Paral.lel 62)