
El Funtastic cumplió su mayoría de edad con una edición inolvidable en una Penélope Disco que volvió a quedarse pequeña ante la invasión de su público incondicional. Las entradas agotadas desde hacía meses y un excelente cartel lo volvieron a demostrar. Con ese espíritu DIY inimitable y un público cómplice y entregadísimo, se armó una buena en la autoproclamada mayor fiesta del sistema solar. Y no faltaron razones.
El escenario principal dio cabida a las actuaciones de 20 bandas a lo largo de 3 días y con una duración que osciló entre los 45 y 60 minutos por grupo, con una organización precisa y ágil que casi no nos dio tregua.
El trío francés The Silly Walks fueron los encargados de abrir el festival la tarde del día 12 con su propuesta garajera. Quizá conscientes de esta responsabilidad, desplegaron sus trucos escénicos a la primera de cambio, como la interpretación de un tema entre el público, batería incluida. The Mocks, desde Holanda, aportaron su pizca de sonido 60s sobre una enérgica base beat. The Exbats encandilaron con su mezcla de power pop, R&B y estribillos pegadizos. Una banda compuesta por padre, hija (ésta a cargo de la batería y las voces), y amigos, formando una presencia escénica entrañable.

Uno de los grandes momentos del festival llegó con los míticos The Scientists, referencia del rock australiano, que aquí se presentaron en su vertiente más swamp rock. Ofrecieron un concierto intenso y oscuro en algunos momentos, causando la indiferencia de alguna parte del público asistente, ávido de más fiesta. Sin problemas: el espasmódico Hank Wood y sus Hammerheads prepararon el terreno para el pogo necesario bajo el signo del Farfisa, dejándoselo en bandeja a unos entregados Wau y los Arrrghs!!! que cerraron por todo lo alto el primer día de conciertos del Funtastic. Y no olvidemos los dos escenarios paralelos: la agradable terraza de la discoteca, zona de baile que dio cabida a las sesiones de los numerosos DJs invitados, o la Hipsville Party Room, donde DJs del festival británico tenían su reducto de fuzz (y de calor insoportable!). Suelo resbaladizo o suelo pegajoso, tu escogías.
La segunda jornada contó con una sesión matinée en el bar Rockstar, uno de los puntos de encuentro del festival, con la fiesta de Cuerdas Fuera Records. Una opción para los más madrugadores. El resto nos congregamos en la Penélope, ya entrada la tarde, para disfrutar de 7 bandas más, con el añadido de la fiesta de disfraces. Que fuera viernes 13 ayudó a monopolizar la temática de las caracterizaciones, con ingeniosos y terroríficos ejemplos: un Nosferatu hiperrealista, los niños de El pueblo de los malditos, zombies, Draculas, Laura Palmer en su bolsa de cadáver o los 4 bebés grimosos que ganaron el concurso. Un ambiente festivo que fue en aumento durante las siguientes horas. Los conciertos también ayudaron lo suyo.
Los madrileños Boston Babies derrocharon actitud y buen hacer con su r’n’r enérgico, lo mismo que The Mudd Club, otro power trío con vocalista/guitarrista descarada al frente. Los esperados Eel Men no defraudaron, los londinenses fueron capaces de concentrar tradición 60s, britpop y post-punk, tal como prometían. Continuaron The Speedways, otros ingleses que se mueven con comodidad entre el powerpop y el pop más pegadizo y cantable.

Otro contraste, similar al de The Scientists el día anterior, se produjo con la primera actuación de Ian Svenonius en el festival. Escape-ism es su poco accesible proyecto de rock destilado y reducido a la mínima expresión instrumental (una caja de ritmos y guitarrazos ocasionales) pero que con un intérprete tan expresivo como Svenonius adquiere tintes entre melodramáticos y terroríficos (muy acorde con los disfraces, ahora sí). La angustia duró poco, Sick Thoughts, desde Nueva Orleans, ofrecieron la dosis diaria de descarga punk-rock gamberra y sin concesiones. A tenerlos muy en cuenta. Y cerraron la jornada los siempre efectivos The Jackets, el power trío garajero capitaneado por Jackie Brutsche, una garantía de diversión.
Las actividades del sábado 14 dieron comienzo a mediodía en el Penélope Beach Club, en pleno paseo marítimo, testigo directo de la idiosincrasia de Benidorm. La actuación de los asturianos Pelazo precedió la presentación de la autobiografía de otro invitado ilustre, Kid Congo Powers. Ese vicio delicioso, editado por Liburuak, es la traducción al castellano de unas memorias de desprenden sinceridad, dolor y salvación a través de la música. Quizá la ruidosa terraza del bar no fue el lugar más indicado para el acto (sin micrófono y con los fans más acérrimos apelotonados a escasos metros del protagonista para escuchar sus palabras), pero poco importó: se vendieron todos los ejemplares y un Kid Congo satisfecho no paró de firmar dedicatorias.

De vuelta a la Penélope nos esperaba el dúo australiano Thee Cha Cha Chas y su fresca y festiva propuesta de garage punk, que tuvo su continuidad con los norteamericanos The Okmoniks, mientras que los escoceses Lord Rochester invocaron a Bo Diddley y a Chuck Berry por todo lo alto con su r’n’r clásico. La cuota excéntrica estuvo representada por los valencianos Finale, que reventaron la jornada con su punk peculiar. Pero todavía quedaban 3 cabezas de cartel concentrados en un prometedor final. Kid Congo y sus Pink Monkey Birds ofrecieron un concierto variado, con muestras de rock fronterizo, varios recuerdos al legado del que Kid fue testigo directo como miembro de The Cramps y The Gun Club, y canciones recientes.

New Bomb Turks demostraron estar en plena forma con su punk rock abrasivo y un frontman único: el cómico y gesticulante Eric Davidson. Por último, presenciamos el esperado regreso de The Make-up. Aparecieron ataviados con elegantes vestidos de lamé y con un Svenonius que no paró de interactuar con los asistentes. Perdimos la cuenta de cuantas veces fue portado por el público, como si fuera una imagen santa en procesión. Y es que la particular visión del góspel/post-punk de The Make-up invitaba a la comunión entre los espectadores, un elemento indispensable y participativo en sus directos. No defraudaron.
El último concierto dio paso a la excelente sesión del DJ estrella invitado, Jonathan Toubin, que reunió en su improvisada cabina a varios de los protagonistas de estos 3 días, algunos de ellos miembros del jurado de un concurso de baile, con dorsales incluidos, que pondría el punto y final a otra edición inolvidable del Funtastic. Y para 2024, reserven estos 3 días: 31 de octubre y 1 y 2 de noviembre!
Texto y fotos: Josep Calle