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Suede – 1001 Músicas Caixabank – La Alhambra (Granada)

No sé muy bien cómo ni cuánto ha costado hacer un ciclo de conciertos en el Teatro del Generalife de la Alhambra pero, desde esta humilde pluma, muestro todos mis respetos. El ciclo 1001 Músicas es, casi con total seguridad, el mayor acierto musical que ha surgido en los últimos tiempos y eso debe celebrarse. Son muchos los festivales veraniegos que siguen haciendo las cosas como deben hacerse, anteponiendo sobre todo las necesidades del espectador, pero contar con uno de los monumentos más famosos del mundo –nadie entiende cómo aún no lo han catalogado como “octava maravilla”- es jugar con los dados trucados.

Esto pensaba mientras observaba el recinto y a los allí presentes. En manga corta y piratas unos, chaqueta y bufanda otros, cosas de estos climas tan drásticos. Un show que, aún sin colgar el cartel de “sold out”, presentaba un ambiente maravilloso. Venía Suede de la mano de su magistral líder y eso era suficiente motivo para estar contento.

Ya entrada la noche la banda británica ocupa sus puestos para comenzar los primeros acordes de “Turn Off Your Brain and Yell” mientras a su espalda se proyecta la espectacular portada de Autofiction, su último álbum. Es entonces cuando la erótica del poder que siempre envuelve a la música adquiere toda su fuerza y se centra en el gran protagonista de esta velada. Sale Brett Anderson, imagen y esencia de una banda quizá incomprendida en su momento y que, sin embargo, ha alcanzado una madurez excepcional, atemporal. Con camisa y pantalón oscuro, Anderson, con esa mezcla de Bowie, Ferry y Jagger,  comienza su particular ritual y evidencia, una vez más, que es uno de los mejores frontman que existe.

Suenan “Trash”, “She” y “Animal Nitrate” y las butacas en el recinto son ignoradas como un semáforo en ámbar. Anderson incita al respetable y los hace parte de su liturgia. Baja del escenario y se abraza con las primeras filas, que tendrán mejores instantáneas que las que han podido realizar los fotógrafos acreditados. Una verdadera lástima que la banda solo haya dejado a éstos situarse en los laterales y en la parte trasera, pues pocos artistas son tan fotogénicos como el carismático y magnético vocalista.

“She Still Leads Me On” y “Personality Disorder” ejercen de representantes de su gran último disco, pero la gente está allí para hacer los coros de “Beautiful Ones” y abrazarse a sus acompañantes al son de “She´s In Fashion”. Un tema en acústico que me hace desear que ojalá hubiera habido más momentos así (echo en falta “The 2 of Us”, por ejemplo). Desde luego, el lugar se presta totalmente a ello y la acústica es inmejorable. Cuántos arquitectos y técnicos de salas de conciertos e incluso de estadios tendrían que visitar teatros romanos y este Generalife.

Hora y media de concierto, dieciocho canciones y un escueto “Adiós”, en coolbritánico español para dar por zanjada una noche redonda. Abandonamos el teatro mientras esa resignación típica del final de un gran bolo se diluye conforme vamos saliendo de la Alhambra, esa maravilla que, de no ser por Isabel la Católica, ya no existiría.

Texto: Borja Morais

Fotos: David Gómez

 

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