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Björk – WiZink Center (Madrid)

 

El regreso de la artista islandesa a la capital, tras dieciséis años de ausencia, logró atraer a cerca de 8.000 asistentes que prácticamente cubrieron el aforo del versátil multiusos para presenciar Cornucopia, espectáculo que trascendió lo musical para abrirse a otras disciplinas artísticas en un conjunto escénico teatral con protagonismo compartido: danza, moda, audiovisual, performance… y activismo político medioambiental y feminista.

 

Fastuoso  montaje dirigido por la cineasta argentina Lucrecia Martel basado en los últimos trabajos «Utopía» (2017) principalmente y «Fossora» (2022) que más allá de las canciones, sonaron como obra conceptual de bellos paisajes melódicos con los que agitador conciencias.

Exuberante puesta en escena la de este Cuerno de la Abundancia, sostenido por un gran sonido y con Björk, grandilocuente,  mostrando que sus virtudes vocales siguen intactas: quebradiza y ágil… incólume incluso cuando lo hizo sola ‘a capella’ sin el septeto de danzarinas ninfas flautistas que la arroparon, también en coros, durante buena parte del preciosista ritual en el que el público vibró, sobre todo cuando bailó arrítmica sobre el podio situado delante del escenario, mientras detrás los vientos dibujaban melodías  animadas entre coloridos videos que se solapaban en los velados, pero transparentes telones que iban y venían.

Un Cirque du Soleil  mas clásico que vanguardista, un bosque encantado con el sonido de la naturaleza: aire, agua y pájaros… soplando, fluyendo y revoloteando para distraction de unos sentidos desbordados que no eran capaces de abarcarlo todo, y un acompañamiento musical, en el que al margen de las referidos instrumentos de viento, creados artesanalmente para la gira, se sostuvo entre arpegios de arpa, golpes de xilófono, teclas de base electrónica y batería entre sintética  y orgánica, además de una percusión que embaucó a los presentes obteniendo sonidos derramando agua en un estanque con objetos flotantes.

Un par de interludios bastaron para descansar la mirada, el primero: un texto ecologista sobre el riesgo de abandonar ‘El Acuerdo de París’, proyectado en el fino telón acompañado de un solo de flauta,  el segundo: un extenso video en el que la joven activista climática Greta Thunberg previene sobre el calentamiento global y la energía sostenible en relación a la avaricia capitalista.

Tras el discurso y presentación de artistas, paso a la esperanza con la ceremonial «Future Forever» y el arrojo de «Notget» para,  milimétricamente concluir en hora y media, cuando el espectáculo, aunque cautivador,  ya había empezado a decaer por lo reiterativo de su propuesta estética y musical… sin concesiones, solo con «Isobel» se intuyó su pasado pop, pues «Venus As A Boy» sonó irreconocible en su deconstrucción.

 

Texto: Antonio Cancho

Fotos: Santiagraphy

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