Ha pasado una semana desde el concierto de Bad//Dreems en Barcelona y aquí seguimos tiritando al recordar el amasijo de estruendo y emoción que arrasó la pequeña de Paral·lel 62 con una fuerza comparable a la de la DANA que arrasó la península a principios de septiembre. Larga había sido la espera, sí, pero no se me ocurre un mejor timing para recibir a los australianos que la presentación de su cuarto y mejor álbum, un Hoo Ha! (Farmer & The Owl Records) que brama con la fiereza de una banda en absoluto dominio de su arte.
Los que añoramos el escenario bajo de la desaparecida sala Rocksound, hemos encontrado en el club de Paral·lel 62 un espacio perfecto para disfrutar esos conciertos de rock’n’roll donde tienes a la banda a un palmo del jeto, puedes berrear los estribillos en el micro del cantante y agasajar al guitarra cuando de un pequeño salto se mete entre el público para escupirte sudor con sus riffs. Y ambas cosas sucedieron con Bad//Dreems, sí.
Los de Adelaida pusieron la velocidad de crucero desde el segundo cero, encadenando de forma atronadora «Gutful», «Cuffed & Collared» y «Southern Man», con Ben Marwe vociferando sus letanías con furibundo frenesí, con las dos guitarras horadando nuestros tímpanos con alevosía –volcánico Ali Wells, quirúrgico Alex Cameron– y la rocosa base rítmica que forman Miles Wilson y el nuevo fichaje Deon Slaviero (de Split System, otros que tal), espoleando el aquelarre a la batería y el bajo, respectivamente.
Sin tiempo para reaccionar ante la estampida inicial, encadenaron «Mansfield 6.0», «New Breeze» –¡echamos de menos la flauta!– y «See You Tomorrow», tres knockouts agita conciencias que exponen de forma rotunda que el rock’n’roll sigue siendo motor para la reflexión íntima / colectiva y la toma de conciencia de aquello que ocupa y preocupa a la sociedad actual, Australiana y global. Bajaron revoluciones para recuperar la melódica «Hoping for» de su primer EP Badlands (2013) –And I feel like I can change en bucle; sentir no siempre es poder, ¡ay!– y «Northern», medio tiempo ideal para corear su la la la la la durante la última ronda de chupitos en tu tugurio de confianza… o para emular la coreografía de su videoclip con tu amigo/a del alma.
La tunda final con «Dumb Ideas», «Jack», «Mob Rule» y su versión de ese himno subterráneo del aussie-rock que es «My Pal» de GOD quedará incrustada durante meses en las paredes de esa sala y en el cortex cerebral de los allí presentes; creyentes y conversos que a buen seguro repetirán cuando vuelvan a visitarnos el próximo año. Para entonces no lo dudes y píllate la entrada, porque como dijo mi amigo Marc al terminar el concierto: «Así es como tendría que ser siempre».
Texto: Roger Estrada
Fotos: Sergi Fornols