Jeb Barry sigue a lo suyo. Y el camino que ha elegido es el de hacer buenas canciones y hacer buenos discos, cosa que a nosotros ya nos va bien. Cerca del proyecto unipersonal, desde que decidió liderar a Pawn Shop Saints ha sido llamado “el nuevo Steve Earle” y también “el nuevo Townes Van Zandt”. Eso ya puede dar idea del nivel del que estamos hablando. Pero además de ser un excelente escritor de canciones, cosa que lo emparenta directamente con los susodichos, Barry marca su propio camino y deja sus propias huellas. Lo hace con canciones oscuras, desnudando el alma, y mostrándose como un espléndido storyteller. No faltará razón al que diga que este es su tercer disco pandémico, es decir, el tercero de sus trabajos en los que la pandemia toma el protagonismo de buena parte de sus letras, pero eso no significa, en absoluto, que nos canse. Tampoco lo esconde. Incluso incluye un tema titulado «The COVID Unit» y otro dedicado a la muerte de John Prine a causa del dichoso bicho, «Twine». Pero las canciones, temáticamente, no se quedan solo en eso. Ahí están temas sobre la guerra como «War» o «Memorial Day», o sobre corazones rotos como «All Girls Break Hearts» (fantástico título). Y es que Barry sabe cómo explicar prácticamente cualquier cosa de manera que cale al oyente. Es un hacha, y lo demuestra paso a paso. Aunque debe ser justo que, ya que él ha querido que esto se esconda detrás de una banda, citemos un compendio de músicos que hacen justicia a sus canciones. Josh Pisano (batería, percusión, voz), Michael O’Neill (guitarra, voz), Tony Pisano (acordeón) y Amy Attias (violín) le acompañan esta vez.
Eduardo Izquierdo