Melvins, Dio, Los Lobos, King Gizzard And The Lizard Wizard, LCD Soundsystem, Bathory o Sepultura, son ejemplos de las camisetas que llevaban los asistentes al show de la veterana banda californiana. Esto nos puede dar una imagen rápida de los diferentes sonidos con los que nos íbamos a encontrar, y disfrutar durante la calurosa noche tejana, es decir, el todo vale o el nada es imposible, pero empaquetado en un producto de una gran calidad, ampliamente certificada durante su la larga carrera y que te asegura que no puedas estar quieto.
Para paliar el calor anteriormente mencionado y el correspondiente sudor generado, la ingesta de líquido de cualquier origen es necesaria, tal y como hace referencia la banda en uno de sus últimos clásicos como es “Alcoholic”, que por supuesto sonó durante la noche. Angelo Moore es imbatible e incombustible, un personaje hiperactivo, un dibujo animado de carne y hueso, ya sea en el puesto de merchandising antes del show haciendo negocios y explicando los beneficios de su línea de salsas, o bien llegando a tocar hasta tres saxofones diferentes en un mismo tema.
Pero Moore no está solo, lo acompaña un fiel John Norwood, aplicando ritmos funkys de esencia groovie en su bajo, por no hablar de su outfit de otra galaxia, y por otra parte los juegos vocales, teclados y vientos de piezas básicas que han vuelto como Dirty Walter A. y Christopher Down, que junto a las percusiones contundentes de John Steward y las guitarras flashies y duras de Mark Philips, completan un formato de banda especializada en piruetas sonoras.
Cada uno podría configurar su setlist a medida (yo mismo elegiría su etapa más dura), pero lo que la banda tiene claro, son los discos sobre los que se debe mover, siendo éstos los de los últimos años 80’s y primera mitad de los 90’s, sin duda su etapa más completa. Por lo tanto, los invitados a la fiesta fueron piezas como “Cholly”, “Ma And Pa”, “Subliminal Fascism”, “Freddie’s Dead”, “Junky Maker”, encargándose de dar un soplo de aire fresco a la noche calurosa que teníamos encima.
Pero si hay un tema que debería sonar en cualquier evento que quiera catalogarse de fiesta, ese sería “Everyday Sunshine”, el cual supone ponerlo todo patas arriba y desembocar en una jam en la que solo faltó la boca anti incendios de las calles abierta para refrescar el ambiente antes del bis. Para dicho bis, se guardaban varios temas que desembocaron en uno que podría definir aquello de la banda que estuvo allí en tiempo real, ese es “Endless Summer”, su pequeño hit y el que debería haberlos hecho muy grandes, un clásico en toda regla de la era alternativa y que por supuesto supuso un final perfecto.
Texto y fotos: Óscar Fernández Sánchez