Treinta años ha necesitado Xabi Garre para registrar un disco en directo a la altura de su imponente legado. Tan solo aquel Señor Sí de 2005 mostraba, en un elegante formato acústico, pinceladas de la esencia de quienes tienen su hábitat natural sobre los escenarios. Sobrados de energía con su peculiar formación actual en la que se alinean, conviven y dialogan tres guitarras, hay algo de acto de justicia en este doble elepé, que se erige como un ejercicio admirable de fuerza, de entrega y de nobleza roquera.
Grabado en diciembre de 2022 en el Dabadaba donostiarra, el disco logra captar de forma fiel y muy meritoria toda la rabia y la intensidad de su potente directo. Porque hay algo visceral en sus canciones, escritas e interpretadas desde las tripas, con voz desgarrada y letras crudas que vagan de lo existencial a lo nocturno en un viaje en el que cabe Dios, la muerte, el sexo, la soledad o el miedo pero que acaban en suma componiendo una oda vital al rocanrol y alcanzan particular sentido al ser furiosamente interpretadas en directo.
“¡Estamos vivos!”, grita Xabi en «Fiestón», oportuno arranque tras el que despliegan un acertado set-list en el que, más allá de las obligadas «Masacrante» y «El Diablo Está Caliente» o la estupenda versión de «My Pal» de los australianos God, priman canciones de sus estupendos últimos álbumes. Resulta curioso pero, después de tantos años, el disco podría servir como un poderoso catálogo de presentación de una banda absolutamente imprescindible.
MIGUEL SÁEZ MARTÍN