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Guttercats – Psycho (Barcelona)

Volvieron, vieron y vencieron. Un año después de su última visita, Guts Guttercat y sus secuaces volvieron a patearse la península (casi) de cabo a rabo para regalarnos nuevas noches de rock’n’roll, con parada final repitiendo en el Psycho de Barcelona. El maravilloso garito del Poble Sec abrió sus puertas en sesión vermut y el público -esta vez sí- acudió a la llamada en número suficiente para abarrotarlo.

Un feliz reencuentro con Hervé (acaso el mejor frontman de las Galias a día de hoy) y con Alex Montes, guttercat de honor a estas alturas, cuyo bajo copuló sin descanso con los tambores de Quim Viladrich, reciente y más que acertado fichaje. Y si de incorporaciones hablamos, la de Indy Tumbita a las seis cuerdas ha sido sin duda otro feliz hallazgo. A estas alturas no vamos a descubrir las virtudes del vigués, ni su interesantísima trayectoria, pero sí podemos resaltar el natural encaje de su guitarra en el repertorio de los parisinos.

Con un set list basado principalmente en su último trabajo hasta la fecha, ese sobresaliente Eternal Life grabado todavía con restricciones pandémicas, no se olvidaron tampoco de joyas pretéritas: «Black Sorrow», «Way Down in Hell», «(Beyond The Limits) Before I Die», «Dead Love’s Shadow»… hasta el fin de fiesta con ese «Follow Your Instinct» que, desde su propio título, resulta toda una declaración de intenciones. Un lema para una banda tan mágica como irreductible. Porque el tesón y el romanticismo de Guttercats son -o deberían ser- motivo de admiración, y más en estos tiempos de fariseos, mierdecillas y falsos profetas. Su filiación a ese rock de sótano y callejón, esos acordes y melodías herederos de Thunders y Perrett, Sudden y Lee Pierce, tiene cero de postureo y cien por cien de respeto y devoción. Y de talento propio, huelga decirlo.

Y cuando acaba el bolo y llegan los saludos y los abrazos y las fotos, las conversaciones y las risas y otra cerveza, la sensación es aquella tan conocida y reconfortante de haber asistido a otro pedazo de historia del rock. A pequeña escala, en pequeño formato, pero tan o más importante -y tantas veces mucho más disfrutable- que los saraos multitudinarios. Y si uno siempre lamentará no haber podido ver en directo -por ejemplo- a Gun Club o a These Inmortal Souls, siempre podrá decir que cada vez que Guttercats nos visitaron, estuvimos allí. Sudando, disfrutando y despidiéndonos con un “hasta la próxima”.

 

Texto: Eloy Pérez

Fotos: Celia Valero

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