La cantante británica Birdy visitaba la ciudad condal en el que supone su primer tour desde 2016, a las puertas del lanzamiento de su próximo álbum a mediados de julio. «Raincatchers» es el adelanto del disco, publicado el pasado mes de marzo, y la canción elegida para abrir el espectáculo.
Las siguientes «Voyager» y «1901», original de Phoenix, representarían lo que estaba por venir: un repertorio entremezclado por canciones de su inminente lanzamiento, otras tantas en clave retrospectiva pertenecientes a su discografía, y una última tanda de sus populares y celebradas versiones. De inmediato, se hace patente el nivel de los músicos que la acompañan. Destaca la aportación y el sonido de la batería, a cargo de Jay Sikora, acoplado a la perfección al piano y voz de la cantante. El resto de la banda está igualmente inmaculada y baladas como «Surrender» crecen apoderándose de la sala.
Alcanzamos el ecuador con la sutil «Not About Angels», que precedía a la balada «Silhouette». Ésta se encadena en un inesperado cambio de tempo con la versión de «Running Up That Hill» para sacar del letargo las piernas de los asistentes. Arranca pasos de baile, saltos, manos en alza y el crescendo de la noche se percibe inevitable. Lugar de no retorno para una velada que se sentía tranquila. La emoción se impone en la celebrada «Skinny Love», versión de Bon Iver que popularizó a la cantante cuando tenía apenas 14 años. Seguidores de aquella o de aquél, todos la acompañamos por igual, cantándola al unísono y haciendo de la Razzmatazz una única voz.
Queda tiempo para presentar «Heartbreaker», otra que se intuye pieza imprescindible de su próximo álbum. Se festeja la bailable «Keeping Your Head Up», que pone punto y seguido a la noche, cuando la cantante se retira de la tarima junto a sus escuderos. Regresa momentos después, ahora en solitario pero junto a un sinfín de aplausos, para dedicar «Your Arms» a todos aquellos que han vivido la experiencia de perder a un ser querido. Finalmente, y de nuevo acompañada por el resto de la banda, se despide con «Wings», en un símil de lo que es una artista abriendo las alas para continuar su vuelo, alentada por un público más que satisfecho. Hasta su siguiente parada, se la siente libre y ligera para seguir volando alto. Tan lejos como esté dispuesta a llegar.
Texto y fotos: Borja Figuerola