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Blues en la encrucijada: Los orígenes de Robert Johnson IV, ¿Quién dijo plagio?

Robert Johnson: rare new photograph of delta blues king authenticated after  eight years | Blues | The Guardian

Muchos son los que aseguran que el blues está muerto. Pues desde aquí vamos a demostrar que no. Que está más vivo que nunca, y no solo eso, sino que ha sufrido múltiples mutaciones. Y que blues hay hasta debajo de las piedras. Blues bastardo, quizá. Pero a fin de cuentas, blues.

En los dos artículos anteriores hemos deconstruido “Sweet Home Chicago” y “Cross Road Blues”, para dar con los artistas en los que el bluesman se inspiró. Podría decirse, desde un prisma actual, que Johnson plagió ambas, no obstante, habría que definir exactamente qué es un autor y cómo se determina quién roba a quién. Ni las canciones ni las grabaciones de Robert Johnson habían sido registradas en la Oficina de derechos de autor de EE. UU. antes de 1961, año en el que Columbia Records lanzó al mercado una selección de cortes de Robert Johnson titulada “King of the Delta Blues Singers”. La ley de derechos de autor de 1909 (la que estaba vigente en ese momento), protegía las “obras inéditas” una vez que eran publicadas o registrada, por un periodo de 28 años de protección de derechos de autor, prorrogable por 28 años más. Lo relevante a este respecto es determinar quién era el autor de dichas canciones, ¿Robert Johnson, Kokomo Arnold, Scrapper Blackwell, Tommy Johnson, Leroy Carr, Tampa Red, Georgia Tom, Bo Carter y los Mississippi Sheiks, Son House, Peetie Wheatstraw…? Eso es lo que vamos a averiguar a continuación.

 

Robert Johnson" - Blues Legend — Karl Melton artLas disputas en el ámbito de la propiedad intelectual llegaron al paroxismo cuando Chiquito de la Calzada llevó a juicio a Florentino Fernández por imitarlo y esto no distó mucho de las batallas legales entre bluesmen y blueswomen, comparten leit motiv: el dinero. Pongo este ejemplo porque del mismo modo que no tiene sentido reclamar la autoría de una serie de chistes y conceptos que, debido a su repercusión sociocultural, han alcanzado el estatus de folclore, es imposible dar con el autor original del blues en general o, por  ejemplo, del “Come On In My Kitchen” que firmó Johnson en particular. Más allá de que consté como autor en el lanzamiento de Paramount Records, “Come On In My Kitchen” es una versión del “Things ‘Bout Coming My Way” de Tampa Red, que a su vez está inspirada en “Sitting On Top Of The World” de los Mississippi Sheiks, la cual bebe de “How Long, How Long Blues” y/o “You Got To Reap What You Sow”, ambas de Leroy Carr y Scrapper Blackwell, quienes se basaron en “How Long Daddy”, de Papa Charlie Jackson e Ida Cox. La versión de los Mississippi Sheiks en concreto tiene decenas de versiones, casi cualquier bluesmen que se precie tiene la suya. Esto es lo que conocemos como un estándar de blues, un corte reelaborado una y mil veces. Su origen es incierto pues tiene raíces en el folclore: canciones sin autoría conocida que debido a su popularidad acaban en los repertorios de la mayoría de de artistas y orquestas ambulantes, que le dan su toque y eventualmente la publican. Por lo tanto,  “How Long Daddy” ¿Tiene un autor o autora? Sí, damos por hecho que lo/la tiene. ¿Es posible dar con él o ella? No. ¿Solución? Que la gente registre lo que compone y punto. ¿Quiere decir esto que las persona que ha registrado una canción es la propietaria intelectual de la misma? Lo es ante la ley, lo cual es suficiente a efectos financieros.

 

King of the Delta Blues Singers - WikipediaPor lo que al legado artístico de Robert Johnson se refiere, en la década de los años 60 se asumió que era de dominio público. La publicación de “King of the Delta Blues Singers” por parte Columbia Records había sido un éxito rotundo pero las canciones no habían sido registradas y sus herederos no recibían un centavo ni tenían voz en el asunto. El blues rural de antes de la Segunda Guerra Mundial resurgió gracias a figuras emergentes como Bob Dylan, los Stones o Cream. Nació un culto sin precedentes al blues añejo y a sus desaparecidos autores y autoras. En consecuencia, muchos jóvenes intelectuales de los Estados Unidos se propusieron reencontrar a tantos bluesmen y blueswomen como les fuera posible. Así es como Skip James, Mississippi John Hurt o Son House, el más relevante de todos, volvieron a la actividad. Son House es un icono por derecho propio, sin embargo, se convirtió en un objetivo primordial para cronistas y entusiastas debido a que, junto a Willie Brown, fue uno de los ídolos del hombre más buscado del momento: Robert Johnson, de hecho, House era el único referente de Robert con vida en ese momento[1]; esto le colocó en el centro del relato de tal manera que la leyenda del cruce de caminos surge en gran medida de sus recuerdos, pero esa es otra historia. Lo importante es quedarnos con la idea de que las canciones de Robert Johnson generaban dinero suficiente como para que en 1970 “King of the Delta Blues Singers Vol. II”, la secuela. Que alguno de los familiares de Johnson reclamase su parte no era solo cuestión de tiempo, también de dinero.

 

¿De qué estamos hablando cuando hablamos de reclamar la propiedad de una canción? Esa es la cuestión. En primer lugar, de llevar a juicio a los Rolling Stones, cuyas versiones de   “Love in Vain” en 1969 y “Stop Breakin’ Down” en 1972, no respetaban los derechos de su teórico autor porque ABKCO Music & Records, Inc., la editorial de los Stones, dio por hecho que ambas formaban parte del dominio público. ¿Qué necesitamos para demandarlos? Sí, mucho dinero. En la década de los años 70 la única heredera viva de Robert era su hermanastra Carrie Thompson, cuyas finanzas no daban para iniciar una odisea legal contra ABKCO Music. Es en este punto en el que Steven LaVere y su dinero entran en la ecuación. LaVere llegó a un acuerdo con Thompson para repartirse a partes iguales los beneficios derivados de la explotación tanto de las grabaciones como de las fotografías existentes (dos en aquel momento) de su hermano Robert. Después de esto, en 1974, LaVere y Thompson alcanzaron un acuerdo con Sony para poner en el mercado “Robert Johnson: The Complete Recordings”, un triple disco que incluía también las fotografías y una primera biografía oficial del músico. El álbum vio la luz en 1990, superando el millón de dólares en ventas. Después de esto, LaVere llevó a los tribunales a ABKCO Music & Records, Inc. y ganó, tuvo que esperar hasta el año 2000, pero ganó, llegando a un acuerdo económico extra judicial cuyas cifras no han trascendido.

 

Robert Johnson - Robert Johnson: The Complete Recordings - Amazon.com MusicRecapitulemos: Carrie Thompson, hermanastra por parte de madre de Robert Johnson, se erigió como heredera única del bluesman y en 1974, asociada con Steve LaVere, vendió los derechos de autor de sus canciones y fotografías. Carrie falleció en 1983, siendo Annye C. Anderson, su hermanastra por parte de padre (sin relación consanguínea con Robert), heredera de la propiedad intelectual del trabajo de Johnson. Annye puso en orden todos los flecos legales necesarios para formalizar las cosas en 1991, coincidiendo con el lanzamiento de “Robert Johnson: The Complete Recordings”, álbum al que seguiría la batalla legal con ABKCO Music & Records, Inc., pues bien, ese mismo año un tal Claud L. Johnson presentó un certificado de nacimiento con fecha de 1931 en el que figura un tal R. L. Johnson como su padre. Esto encaja con Robert Leroy Johnson, nombre completo del músico. Esto abrió una disputa legal paralela que, curiosamente, también se prolongó hasta el año 2000, concretamente hasta el 15 de julio, día en el que la Corte Suprema del Estado de Mississippi dictaminó que el Claud Johnson era hijo y único heredero de Robert Johnson, lo cual se traduce en más de un millón de dólares en concepto de regalías. La mayoría de historiadores y expertos creen poco probable que Claud sea hijo biológico de Robert, no obstante, eso es irrelevante, y esto nos devuelve al principio de la historia; no importan los autores de Claud Johnson, lo importante es que existe un documento surgido de un registro oficial que le acredita como hijo de R. L. Johnson.

[1] No todas las figuras del blues susceptibles de haber sido una influencia para Robert Johnson habían fallecido. Sin ir muy lejos, Kokomo Arnold seguía en Chicago, aunque rechazó siquiera hablar de su pasado con detalle. No obstante, solo House podía decir que Robert Johnson era uno de sus seguidores.

 

Dolphin Riot

One Comment

  1. Julio Lebrato

    Muy buen artículo. Podemos discutir eternamente sobre los conceptos de originalidad y deuda artística, y por qué lo que juzgamos de una forma en el.marco del blues y otra en el del pop (donde actualmente hay que acreditar y echar cuentas por lo que antes eran guiños más o menos públicos, citas, incluso parodias)… Pero en paralelo está el asunto del metal, los abogados turbulentos, la legislación local, los documentos esgrimidos este mes. ¿Alguien recuerda el documental de Netflix «The lion’s share», sobre el derecho a reclamar a Disney millones por el uso de «The lion sleeps tonight»?

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