No ha podido tener mejor carta de presentación esta maravillosa iniciativa, con fuerte arraigo noventero, a cargo de la gente de Nuevacosta. Y a juzgar por la asistencia con la que ha contado esta «Línea 1» de El Underground, la acogida tampoco ha podido ser más calurosa. Y es que en los tiempos que corren es casi un milagro poder ver a tantas personas disfrutar de una propuesta que respira honestidad por todos sus poros.Lo cierto es que gracias a un cartel variado, a la par que convincente, los responsables de El Underground han conseguido llenar durante dos jornadas consecutivas la emblemática Wurlitzer Ballroom. Allí se han dado cita durante el pasado fin de semana sonidos, representados a través de 6 bandas nacionales, que abarcaban desde el punk al metal, pasando por el rock más contundente o el hardcore.
Se presentaba más que gélida la noche del viernes en la capital, pero eso no era un obstáculo para los 200 madrileños que quisieron arropar a una de las bandas más efímeras de la historia del hardcore-punk patrio. Era su primer y último concierto, aunque lo segundo creo que ahora mismo está por ver después de la que liaron Rubén (cantante), Álvaro (guitarra), Gonzalo (guitarra), Roberto (bajo) y Héctor (batería) ante un público entregado desde el primer riff.
Hablamos de Fuet!, el proyecto que nació de las cenizas de Mezcalina Jones, Matuja, Skylines y Domination, variadas travesuras del underground madrileño que, para desgracia de muchos, han pasado sin pena ni gloria, pero que han hecho que muchos lo pasaran en grande durante sus conciertos. Y esto mismo es lo que ocurrió el viernes desde el arranque con un Rubén, que es puro magnetismo desde que se sube al escenario, en estado de gracia.
Si metes en una coctelera a Kvelertak, Turnstile, Rage Against the Machine o Turbonegro, te sale algo parecido a lo que facturan Fuet!, que grabaron en plena pandemia un EP en el que encontramos joyitas de la talla de «Mexican flags», con la que aprovecharon para sacar a pasear la bandera del país azteca, o la atronadora «Wolpertinger». También tuvieron tiempo, entre pogo y pogo, de hacer alguna versión que en absoluto desentonó con el resto del setlist. Es el caso del descacharrante «Keep your hands off my girl» de Good Charlotte o el anfetamínico «1984» de los desaparecidos Mezcalina Jones.
Antes de los grandes triunfadores de la noche también hicieron una más que digna actuación los gallegos Battosai. El trío conectó con un público algo menos multitudinario que el del resto de la jornada y al que le costó entrar en calor. Además, tuvieron que lidiar con algún problema técnico relacionado con el bombo de la batería, pero ellos tenían claro que iban a aprovechar al máximo la parada en Madrid después de varias horas en una carretera amenazada por el temporal.
Afortunadamente, los de Santiago llegaron sanos y salvos. Y con la energía suficiente para poner aquello patas arriba al ritmo de himnos generacionales en clave grunge como “Idiota”, “6 AM” o “Entiéndeme” (incluidos en su debut homónimo). En esos momentos, Héctor Ojea, vocalista, guitarrista y guía espiritual de Battosai, estuvo especialmente bien acompañado en las voces por algunos de los asistentes que ocupaban las primeras filas.
Tampoco lo tuvieron fácil los encargados de cerrar la velada en esta primera jornada de El Underground (Línea 1), tanto a nivel técnico como a nivel de público (conviene recordar que Fuet! Habían arrasado literalmente con todo). Aun así, los donostiarras Los Sanchos defendieron el sorprendente Escaso Entusiasmo derrochando profesionalidad y dejando claro que lo suyo se encuentra a medio camino entre el indie-rock y el post-hardcore, todo ello barnizado con una capa de aquel sonido emo-punk que tanta gloria nos dio en los 90.
Eligieron sabiamente “Caparazón” para romper el hielo, un hit con mayúsculas al que siguió el pegadizo “La carga”. Y a partir de ahí se fueron sucediendo un puñado de canciones que hablan el mismo idioma que las de sus vecinos Comic Sans, a quienes también hay que seguir muy de cerca, o a las de otros grupos ya “consagrados” en la escena nacional como Cala Vento o los primeros The Yawners.
Algo más tarde que la noche anterior, arrancaba el sábado una nueva cita con los sonidos más viscerales en la que la Vega Baja del Segura tenía un peso importante. Y es que dos de los grandes bastiones de una escena poco reconocida más allá de Alicante y alrededores iban a hacer acto de presencia sobre el diminuto escenario de “El Wurli”.
Pasadas las diez, salieron a escena Cuneo, responsables de uno de los discos más aclamados del pasado 2022 (el más que recomendable Celestines). Este proyecto surgido de las cenizas de Zombies & Diamonds y los catalanes The Wax adquirió una nueva dimensión desde el momento en el que se colaron integrantes de Habitar La Mar y Virgen. Y todo eso quedó reflejado en un alocado show en el que no faltaron los guiños noventeros (“Father ghost”), además de destellos emo-core (“Nikki Lauda”) y pasajes más metaleros que recordaban a los mejores Deftones (“Servant´s heart”).
Uno de los momentos más memorables coincidió con la ejecución de “Romero Santo”, con un Juan Soler Kantz pletórico, en la que los alicantinos apuestan, a su manera, por la música de raíces. Y como era de esperar, la liaron parda con ese adictivo “Raska-Yú” que ya es marca de la casa, en el que participó un eufórico Jorge Vileilla (Virgen) que no tenía reparo en demostrar que tenía muchas ganas de una cita así después de tanto tiempo.
La cosa se ponía realmente seria con la llegada a la estación de Virgen, autores del, probablemente, directo más intenso de todo el festival. Una vez esparcido por el escenario el gran despliegue de pedales, ya sólo quedaba tener cuidado para no introducir el pie entre coche y andén (porque se venían curvas y de las buenas). Eso y rezarle mucho a la virgen por la que cada cual sienta más devoción.
Aquello no tardó en convertirse en un pogo continuo desde que Vileilla y los suyos ejecutaron con una gran precisión “Le gran Mondongo”, “Máscara de perro”, “Ojos de Arcasil” y otras de las piezas contenidas en Polsaguera, la última referencia en formato larga duración de los que en su día supusieron un auténtico soplo de aire fresco en la escena gracias a su cóctel a base de post-hardcore, cosmic rock y shoegaze.
Que Virgen son unos músicos enormemente talentosos es algo que ya sabían todos los que se congregaron en las primeras filas pasadas las once de la noche. Los mismos que se entregaron en cuerpo y alma cuando sonaron “Abocaperro”, “Cada vez” o –las más recientes- “Los que no existen”, “Han quemado las banderas”, “Que parezca un accidente” o ese “Y demostrar que sólo luchando se aprende el camino” cuyo estribillo se te queda grabado como un mantra y ya no puedes sacarte de la cabeza. Sin duda, una gran noche para el recuerdo y, esperemos, un motivo más para que se planteen volver a entrar pronto en el estudio.
Los encargados de coger el testigo fueron los murcianos Le Mur, muy próximos (en ambos sentidos) a la zona de la Vega Baja y todo lo que se lleva cociendo allí en las últimas décadas. Con el venerado Caelum Invictus recién salido del horno, Elsa Muñoz se plantaba con los suyos en la capital para deleitarnos con su característico metal alternativo, un poderío instrumental que llama la atención y esa voz privilegiada que han llevado a la murciana a ser considerada una de las grandes voces del rock estatal en la actualidad.
En los primeros compases, “Las horas”, “Atalanta” y “Vulpécula” se sucedieron sin apenas dejarnos tiempo para coger aire. Más tarde se sucederían más temas de esta nueva entrega, como “Constelación” o “Lepus”, con algunas de sus primeras grabaciones. Es en ese momento cuando los riffs incendiarios de “Llegan” o el poderío vocal desplegado en “Loto”, combinados con los bailes de la lideresa de Le Mur, se adueñan del local. Un cierre de altura, no tengan duda.
¿Y después de todo esto que más podemos decir? Que estamos contando los días para que llegue la segunda edición de El Underground, de la que sólo sabemos que se llamará Línea 2 y que se celebrará durante el mes de abril. Seguiremos informando.
Texto y fotos: Jesús Rojas
