La madeja llega a su fin y la kinkidelia continúa a fuego
Penúltimo concierto de “Hilo negro”
Más de dos años ya desde que, en plena pandemia y con restricciones (diciembre de 2020), “salvoconducto” para la ocasión bajo el brazo, viajamos a Sevilla para reunirnos con cinco chavales que estaban a cuatro meses de que viera la luz su esperadísimo segundo disco, “Hilo negro”. Ese enero de 2021 desenredamos la madeja junto a Derby Motoreta’s Burrito Kachimba y nos contaron los entresijos del álbum y mucho más en las páginas de Ruta 66, siendo protagonistas totales y portada de la revista. El dragón de cinco cabezas, bajo sus nombres de guerra: Dandy Piranha (voz), Gringo (guitarra), Bacca (guitarra), Soni (bajo) y Papi Pachuli (batería), más Machete Carrasco, afianzado a los teclados y sintetizadores en directo, pasan por Málaga en el penúltimo concierto de una gira triunfal como pocas, en las que han repartido kinkidelia por medio mundo y han arrasado en salas y festivales junto a bandas internacionales de leyenda.
Los superhéroes de barrio salen a escena con la energía y cercanía de la primera vez, con el público que abarrota la sala París 15 (“sold out” de casi 2000 personas) entusiasmado nada más verlos pisar las tablas y saludar a Málaga.
“The new gizz” y “de pronto una revolución”, con la sala al completo saltando y cantando la letra de principio a fin, para pasar a empujarnos al ojo del huracán y dibujar sobre nosotros el “rosario de la aurora” con un póker de “Hilo negro” (que tocarán en su totalidad): la densidad ondulante de una “Porselana teeth” que nos revienta en la cara, la afilada y cañí “Caño cojo”, el primer adelanto del disco, la siempre explosiva “El Valle”, y la incendiaria “RGTQ”. Orgía de guitarras, teclados y una batería y bajo que golpean el centro de la Tierra, con Miguel echando llamaradas a cada quejío eléctrico. La París 15 hierve y el rock andaluz más fresco y quinqui se abre paso con la muy pegadiza y adictiva “Las leyes de la frontera”, tema que les valió una nominación a los Goya (canción principal de la película de Daniel Monzón del mismo nombre).
Nos envuelven en la oscuridad resplandeciente de “La cueva” y vuelven a poner patas arriba la noche que “atraviesa las balas” con la esperada “Gitana”, esa que “se amarra el pelo con una cinta de hilo negro”, con final metalero incluido; seguida de una hechizante “Turbocamello”, empapada de psicodelia turca que haría relamerse a sus primos King Gizzard, con extra de percusiones y lisergia en vena.
Con “Somnium Igni – Pt. 1” y “Somnium Igni – Pt. 2” se funden sus dos trabajos, alcanzando y superando el ecuador de la velada, con Gringo sentado en silla de mimbre, eléctrica en mano y pedalera juguetona, juego que también practica Dandy con su voz, hasta salir ambos de las distorsiones y “todo fue como una respiración…”. El camino ha sido largo, lo han luchado y todo éxito es poco. Erizan hasta a la luna y se une la banda en la segunda parte, más espacial y atmosférica que nunca.
Tanda de clásicos y fuego con “Aliento de dragón”, “Grecas” y “Samrkanda”, y antes de que “el universo se parta en dos”, las que faltaban de “Hilo negro”: la acelerada y metálica “DÁMELA”, y la no menos contundente “13 monos”, con enjambre de guitarras furiosas y de nuevo una base rítmica que hace temblar Málaga de punta a punta.
Traca final con la “Nana del caballo grande” de Camarón, con Miguelito cortándonos la respiración una vez más y la banda ardiendo sobre las tablas; combustión que continúa hasta cegarnos en los fuegos artificiales finales a cargo de dos de sus primeros himnos kinkidélicos, “La piedra de Sharon” y “El salto del gitano”.
Con el corazón contento y la “Cachimba” de Los Chichos de fondo, se despiden y nos prometen que volverán con un nuevo gran disco muy pronto… y estamos seguros de ello. Mientras tanto, nosotros no podremos por causa mayor, pero queda la última bala de la gira y fin de fiesta en Sevilla este sábado 28 de enero, así que ya saben: si pueden no se lo piensen dos veces, que el Cartuja Center será un volcán y la lengua de fuego correrá a sus anchas por el Guadalquivir y más allá.
Texto y fotos: David Pérez Marín