A veces es mejor no tener grandes expectativas y dejarte llevar un poco por las sorpresas. Esto vale tanto para la vida, en general, como para los conciertos o a la hora de pinchar un disco que no tienes controlado del todo. Así las cosas se gozan más. Eso fue lo que nos sucedió en la grata velada vivida este sábado. Y es que hacía ya bastantes años que les había perdido la vista en directo a los The Riff Truckers (¿ahora T.R.T.?) de Gernika. ¡Y me lo pasé como un enano! Yo los tenía más vinculados al rock sureño de Allman Brothers y Lynyrd Skynyrd con el que los descubrí hace años. Y no es que lo hayan dejado de lado del todo. De hecho, sigue muy presente ahí con esos duelos en las dobles guitarras. Pero lo combinaron muy bien en directo con otros variados sonidos, al igual que en su flamante nuevo vinilo con carpeta gatefold y colosal libreto interior repleto de un espectacular artwork, “Mustang”.
A esa combinación ayudó mucho la gran presencia escénica y la locura de su cantante, Osman, con su look y su forma de actuar e interpelar muy old-school rap. Bueno, él, en su locura, hablaba más de old-school shit. Cuando se quitó su “chamarra” hip-hopera descubrió su camiseta T.R.T. con ese caballo desbocado, pero sus siglas debieron ser más bien T.N.T. pues era un peligro andante. Decimos esto pues tras arrancar con ese pelotazo que es ‘Walk’, y que abre también su nuevo vinilo, y hablarnos de nuestra libertad perdida en ‘Lost Freedom’; se cayó de espaldas (lógicamente con ‘Involution’, otro de los temas destacados de “Mustang”) y derribó y estropeó más de la mitad de la batería que, casualmente, era de los Wayward Sons. Tras una bastante rápida recomposición de lugar siguieron a su bola dándolo todo con mucha parroquia conocida y entregada.
Combinaron esos sonidos Allman Brothers con arrebatados momentos cercanos a Rage Against The Machine, los primeros y mejores Red Hot Chili Peppers y hasta los Public Enemy más orgánicos. Pero a esta combinación explosiva le faltaba la guinda. Esa no es otra que unos riffs y unos arranques, en varias ocasiones muy rhythm and blues en el más puro estilo Dr. Feelgood. ¿Increíble mezcla, no? Pues escúchate su “Mustang” o vete a pasar algo de miedo a sus increíbles nuevas actuaciones. Siguieron con todos los temas del nuevo disco como ‘Kay’, ‘Born In The Sand’ o la espectacular y criminal ‘Criminal’ que llegó casi hacia el final.
También recordaron amigos perdidos y temas de sus comienzos como el siempre celebrado ‘Johnny Whisky’ en el que compartieron su Four Roses entre ellos y con el público con Osman repartiendo tragos por toda la sala. Más peligro todavía porque en sus continuas bajadas y subidas dejó el cable de su micrófono a punto de partirse en varias ocasiones. Parece que les gustan también todas las cosas con ruedas porque a sus camiones de siempre, y ese flamante Mustang del nuevo disco y del artwork (junto al caballo salvaje), tocaron su canción para los skaters, también presente en el último trabajo, ‘’Ride Or Die’, que vino justo después de su ya más clásico ‘Riding’. Buenos y entusiastas bises y satisfacción total en público y banda.
Lo tenían difícil los remozados Amann & The Wayward Sons y eso les pasó factura en un comienzo algo deslavazado que se vio afectado también por algunos problemas de sonido con pinganillos y monitores. Pero fue quitarse esas zarandajas y centrarse en su (buena) música y empezar a fluir el sonido y las canciones con una actuación que fue in crescendo continuo y ganándose al público tanto en sus temas más reposados como en los más potentes y cercanos también al rock sureño. Íbamos a decir intensos pero ese adjetivo vale también para algunas de sus baladas más cercanas al soul o incluso al góspel como esa joya de su último y destacado disco “Hymns Of Hope And Rage” que es ‘Once I’m Gone’. También hubo buen y actual blues eléctrico como el que hace ese Gary Clark Jr. que tanto les gusta y que versionaron con mucho acierto, por cierto. La aportación a los teclados de Israel fue sensacional con órgano y piano en muchos momentos y sus buenas peleas con las geniales y muy variadas guitarras de Pablo dieron lugar a muchos excelentes momentos.
Conforme fue avanzando su actuación de más de 15 temas fueron cayendo más temas de su nuevo disco, que tocaron casi al completo, y la actuación siguió su pulso ascendente. Así, tras su ‘Rocking Chair’ creo que tocaron de un tirón ese explosivo tema que marca su camino y se titula ‘I Just Wanna Go My Way’, ese chaparrón de guitarras purificadoras que es ‘Under Pouring Rain’, ese primer single lleno de rabia que es ‘Feel It in My Bones’ y ese viaje sideral titulado ‘Train To Mars’. Por en medio nos obsequiaron con ese liberador “Free Soul” que tituló su disco anterior. No hacía falta más… pero tampoco menos. Así llegó su genial versión del ‘Running Down A Dream’ del gran Tom Pertty que alegró a muchos de los presentes y en especial a mi hijo, gran fan de él y particularmente de esta canción que siempre le ha encantado. Todavía quedó tiempo para un gran bis con ‘Remember The Taker’ y la verdad es que hubiéramos escuchado a gusto algún tema más pues hicieron que estuviéramos cada vez más a gusto y ellos también se sintieron así. ¡Con la tontería ambos grupos dieron gran pistoletazo de salida a un genial sábado a la noche… ya cobré…!
Texto: Txema Mañeru
Fotos: Ángel Jesús García