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Clutch – Sala Apolo (Barcelona) – Santana 27 (Bilbao)

En su visita a la ciudad condal durante la gira anterior, me pareció verles algo cansados e incluso en algunos minutos un poco con el freno de mano echado. Pese a ello brindaron un buen espectáculo, superando esos momentos con su probado oficio y con el imbatible Neil Fallon dando la cara frente al respetable. Como disculpa hay que tener en cuenta que llevaban unos años, desde el pelotazo comercial de Earth Rocker (2013), prácticamente sin parar.

Los Clutch de ayer noche fueron otra cosa, compactos, sin una sola fisura y con un Fallon pletórico, comandando con su peculiar puesta en escena, entre chamán y predicador pasado de vueltas, el aplastante sonido de la banda. Sonido que se vio beneficiado por la excelente acústica de Apolo y propulsado por el metrónomo imparable de Jean-Paul Gaster y Dan Maines, inconmensurables en la sección de ritmo, y por la guitarra de Tim Sult, lanzando acerados riffs de escuela Black Sabbath, con varias marchas más de velocidad, sin apenas inmutarse. Del huracanado vocalista poco más se puede escribir, su peculiar fraseo vocal y su imponente chorro de voz siguen ahí. Y además, el paso de los años no merma ni un ápice su imparable energía escénica.

Dado que cada noche cambian el repertorio, la incógnita es cuál va a ser el que interpreten en tu ciudad, esa rotación hace que en función de la elección el personal quede más o menos contento, ya que siempre habrá quien eche de más o de menos alguna composición. Aunque a tenor del ambientazo y de la entusiasta reacción del respetable, no hay muchas pegas que poner.

Servidor disfrutó enormemente con una aceleradísima «Earth Rocker» y con cañonazos del calibre de «Willie Nelson», «Animal Farm», «El Jefe Speaks» o «Sucker For The Witch» que han combinado a la perfección con los temas de su último álbum, caso de «Red Alert (Boss Metal Zone)», «Skeletons on Mars» o «Slaughter Beach». Para el bis final, dos clásicos como «The Mob Goes Wild» y «Electric Worry» pusieron la sala de vuelta y media.

Una nueva exhibición de poderío a cargo de una banda currante como pocas, que se ha ganado el estatus del que goza más que merecidamente y que ha conseguido algo tan importante como poseer una marcada personalidad, nadie suena como ellos, nadie hace lo que hacen ellos, consiguiendo que reconozcas un tema suyo a los pocos segundos de que empiece. Turbo rock con denominación de origen.

Merecida mención a Green Lung, banda de metal británico que mezcla ciertos tintes góticos con pasajes progresivos y un cantante que en ocasiones recuerda al mejor Ozzy Osbourne. No en vano, su último disco, Black Harvest, es una de las mejores grabaciones metálicas de los últimos años.

Manel Celeiro

Fotos: Sergi Fornols

CLUTCH

Santana, Bilbao

Casi tres años hacía de la última visita de Clutch a la Sala Santana. Entonces llegaron acompañados de Kamchatka y Graveyard. Y recordamos que aquella velada tuvo mucho de jam, incluso los norteamericanos a pesar de ofrecer un buen concierto nos dejaron con la sensación de que el pie no estaba aplastando el acelerador. Así que había ganas de comprobar qué iba a dar de sí la cita con el embrague de Maryland.

Pero antes había un par de escuderos, británicos y tuvieron mucha “culpa” de que el show fuera muchísimo más intenso que aquel de 2019. Para empezar Tigercub, de Brighton, un cuarteto facturando un Rock eléctrico pero con un vocalista que nos recordaba demasiado en su forma de cantar a Matt Bellamy de Muse. Por una parte el grupo sonaba conjuntado, con un volumen muy alto y destilando electricidad y mucho cuerpo. Suciedad rockera, siempre bienvenida, pero la voz no es que  fuera lo que se esperaba quizás de ese guitarreo. Media hora escasa, con cuota de protagonismo para cada integrante y con temas bastante destacados como “Sleepwalker” o “Beauty”. Bien para empezar.

Pero ojo, que llegaban unas bestias deudoras del Black Sabbath primigenio. Los londinenses Green Lung nos volaron la cabeza con otra actuación cortita, esa media hora preceptiva, con seis temas a cada cual más arrollador. Su Rock pesado y psicodélico, rozando el Doom fue una bendición, tralla de la buena y con un líder que también nos recordaba a alguien: Ozzy, mejorando lo escuchado antes, sin duda. Y el quinteto (con teclista que tocaba la pandereta y con un atuendo que ni el Conde Lucanor) flanqueado por la imagen de dos cabras en pie, ocultismo británico del bueno, del que tiene poso histórico,  ofreció una actuación de esas que al finalizar sólo quieres que vuelvan pero encabezando su propia gira. “Woodland Rites” para comenzar, protagonismo de los teclados en “Graveyard Sun” y una arrolladora “”Reaper´s Scythe”, para finalizar con otra declaración de intenciones ocultista como es “”Let the Devil in”. Realmente espectacular, grupo a seguir desde ya.

Vamos, que con semejantes teloneros Clutch estaban obligados a subir el nivel, algo que no es complicado cuando toca exigir a los de Maryland. Ya sabemos que el tema del repertorio de esta gente es de estudiar, no creo que haya muchos grupos en el mundo de este nivel que varíen tanto, no repiten un Set List noche tras noche y que en todas no sobre nada. Esta vez dándole grasa de inicio con “Slaughter Beach”, single de su nuevo disco, “”Sunrise on Slaughter Beach”, del que interpretaron los siete primeros temas, dejando fuera los dos últimos, que están al mismo nivel o superior. Así que Clutch quería avasallar, lo hizo, no lo dude nadie, la voz de Neil Fallon sigue siendo una exageración de solidez y potencia, que interpretó otro tema nuevo, “We strive for Excellence”, mientras que también cayó pronto “Mountain of Bone”, ésta a dos guitarras por primera vez en la noche.

Y de ahí sólo quedaba despegar, acelerar, empotrarnos en sus riffs y la solidez del bajo de Dan Maines omnipresente y con mucho protagonismo durante toda la noche. Podríamos hablar de los temas de anteriores discos pero ante el abanico que nos están mostrando durante toda la gira, casi mejor quedarnos con los nuevos. Los de siempre están a ese nivel alto altísimo, los nuevo se compenetran perfectamente. “Red Alert (Boss Metal Zone)” acelerándonos, la cadencia y pesadez de “Nosferatu Madre”, la rapidez de “Skeletons on Mars” con theremín incluido para darle ese punto que nos flipa tanto de este instrumento, la calma de “Mercy Brown”… qué podemos decir, disco redondo y defendido en directo con un par. De lo de siempre destacó una marciana y espectacular “Spacegrass” y la que siempre cumple, “Regulator”, con ese aroma desértico que tira de espaldas.

Y para finalizar bis de tres canciones, con detalle de los buenos. No encuentro dos mejores temas para acabar un concierto de Clutch que los que sonaron aquí, al igual que hace tres años. Memoria del grupo, quiniela de canciones… quién sabe, pero la tremebunda “Electric worry” (¡Vámonos .vámonos!) y la versión de “Fortunate Son” de la Creedence Clearwater Revival (para mi gusto casi al mismo nivel o más que la original). Vamos, que los Clutch de 2022 se impusieron a los de 2019 en este mismo recinto. Qué podemos decir de unos músicos que, tras treinta años, se siguen superando. Y siguen tocando todo el repertorio que tienen, eso va más allá de lo esperado en cualquier grupo.

Texto: Michel Ramone

 

 

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