Discomático

Raúl Bernal – fig. 1 (Autoeditado)

No negaré que me une una buena relación con Raúl Bernal. Quizá, eso les lleve a pensar que mis palabras respecto a su nuevo lanzamiento carecen entonces de valor, o que vienen motivadas por la subjetividad. Y quizá también tengan razón. Pero creo que tanto a él como a mí, nos la trae al pairo. Porque un servidor solo tiene un objetivo con esta reseña: que sea por lo que sea escuchen las cuatro nuevas canciones de este musicazo que lleva veinte años trabajando mano a mano con José Ignacio Lapido. Por no hablar de sus conexiones con Fino Oyonarte, Diego Vasallo o su dirección y producción del reciente y espléndido homenaje al imprescindible Rafa Berrio. Por eso, si se acercan a este autoeditado EP – solo en digital ¡maldición! – sea para criticar mis elogios, que ahora vienen, o para darme la razón sobre ellos, habré cumplido mi objetivo.

 

No soy un ángel redentor. Ni un impulsor de nada. Dios me libre. Pero me he propuesto que este disco, pequeñito, humilde, no les pase por alto. Porque, sin creerme más que nadie, si no lo hubiera hecho yo ¿quién sabe si lo hubiera hecho alguien? Y la culpa es de Raúl. Desde su modestia, desde su honestidad, hace unas semanas me enviaba estas canciones casi en secreto, de las que habíamos hablado en nuestro último encuentro, tras un concierto de Quique González, para ver si yo creía que eran editables. Pero ¿acaso algo me da a mi legitimidad para opinar sobre algo así? Sabiendo el talento que acumula Bernal, y lo fan que fui de su etapa en Jean Paul o se había puesto a cantar música étnica checa o la respuesta iba a ser afirmativa. Y así fue. Ahora, inseguro de nuevo, contacta conmigo tras editar el disco para ver qué me parece la decisión y, de nuevo, el resultado. Si ya te lo dije Raúl, que eran una maravilla. Lo que no sé es si llegué a decirte que «Hojas Secas» me estremece en cada escucha, y que no sé por qué, pero no conecto con Leonard Cohen y, en cambio, con tus canciones, primas hermanas muchas veces de las suyas, sí. Que «Al Río» es una bellísima canción triste sobre la felicidad. Que «Mi Canción», la tuya en este caso, por mucho que digas no es anticuaria, aunque muera calmada en la profundidad de tu voz. Y que ojalá de la guerra, solo vengan canciones como esta, y nada más. Aunque el corazón me lo tenga robado «Me Voy Recuperando» y frases como “solo yo me abrigo con la niebla”. Pequeños grandes tesoros.

 

Eduardo Izquierdo

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